El extraño Marco Müller toca las narices con sus 'pelis fantasma'

VENECIA.— ¿Sabes algo? ¿El director? ¿El país? Una pregunta es engullida por la siguiente y la respuesta suele ser siempre negativa. En la cola de los periodistas que esperan para entrar a la sala, las caras parecen cada minuto más impacientes y nerviosas. Hasta que no se apaguen las luces y arranque la música, no se conseguirá ninguna información fiable sobre la película sin nombre de la programación.

Marco Müller, director de la Mostra, se sacó ayer a Herzog de la manga.

El cuadernillo con horarios y proyecciones anuncia un ambiguo 'film a sorpresa'. Los festivaleros aficionados ya están advertidos: saben bien que en cada edición de la Mostra de Venecia se presenta a concurso al menos una cinta cuya identidad no se desvela hasta el final. Un clásico del misterio en la orilla de la Laguna. Son típicas las apuestas de los minutos anteriores. Todo el mundo cita su fuente, presumen de que se lo ha chivado un "peso pesado de la organización". Casi todos mienten.

Fue Marco Müller, el actual director de la Mostra, quien se inventó este truquito cuando llegó al Lido en 2004. Un guiño digno del mejor jefe de ceremonias que sabe como fomentar el suspense entre los espectadores. Así se mantiene viva y fresca la atención de un público que llega al primer día de Festival ya curtido, conociéndose al dedillo todos los titulares, los directores y los actores. La peli 'sorpresa' de Müller saca de quicio a los críticos, que no pueden prepararse con antelación y temen ser cogidos desprevenidos.

Y, mientras, él se lo pasa pipa. Esta tradición-desafío tuvo su momento álgido en 2006, cuando el jurado decidió entregar el León de Oro a la obra sorpresa de aquella edición: 'Still Life' (Jia Zhang-Ke). Casi ningún periodista la había visto, ya que fue proyectada bajo identidad escondida justo en la víspera de la ceremonia de entrega de premios... De todo lo que criticaron a Müller, debieron de estar a punto de estallarle los oídos.

Pero él no está dispuesto a renunciar a su divertimento. Tanto que este año no sólo hay una, sino dos cintas misteriosas. Ambas a concurso. De la segunda, nada se sabe, se verá el día 10, pero la primera fue revelada anoche. Se trata de 'My Son, My Son, What Have Ye Done?', de Werner Herzog. Con este delirio producido por David Lynch, el director de 'Fitzcarraldo' (1982) dobla sorprendentemente su presencia en la Sección Oficial (también presenta 'Bad Lieutenant: Port of Call New Orleans' con Nicolas Cage y Eva Mendes). Otro hecho inédito.

Desde que aterrizara en el Lido, Müller ha acostumbrado al personal a las novedades. Ecléctico y curioso cinéfilo, su carnet de identidad es todo miscelánea: nacido en Roma en 1953, con padres ítalo-suizo (él) e ítalo-brasileña-greco-egipcia (ella), estudió orientalismo, se especializó en la China de Mao, fue productor, dirigió durante nueve años (1991-2000) el Festival de Locarno, y trabajó como asesor de cinematografía oriental, de la que es experto.

Fue precisamente él quien dio a conocer en Europa las líricas películas chinas o japonesas de acción a las que ya estamos más que acostumbrados. Y lo sigue haciendo como cabeza artística del festival más veterano del mundo, gracias también a sus jóvenes colaboradores, expertos en países como Thailandia, Indonesia, China o India. Es por eso que cada septiembre Venecia asombra por el amplísimo espectro de su propuesta. Y, si no hay distinción de origen, tampoco la hay de género.

A Müller le gusta hurgar en los baúles del pasado. Así nació en 2004 la retrospectiva Storia segreta del Cinema: una selección fina e inteligente de obras que en su época pasaron desapercibidas. Sin barreras: spaghetti western, musicales, B movies. Parece haber sitio — y dignidad— para todos.