Drew, de niña a ¿neoravera?

Últimamente hay una actriz que llama mucho la atención por su forma de vestir en su vida diaria. Vamos, que cuando -aparentemente- no hay ninguna estilista detrás que le esté apañando el vestuario, esta chica adopta un extraño uniforme modernil bastante inaudito hasta la fecha, y más en Hollywood. Nos referimos a Drew Barrymore, que ha pasado de niña monísima que toda familia desearía a disfrazarse de fan del nu rave, con una serie de extraños estadíos estilísticos en medio. A sus 33 años, Drew parece que ha decidido pasar de todo, de la tiranía hollywoodiense y de las modas en general, y empezar a hacer lo que le dé la gana. Aunque a veces su pinta sea ruara ruara ruara.

ampliar foto

Drew acaba de descubrir el maquillaje flúor.

Claro, con ese pasado tan desolador de adicciones varias, la pobre Drew se perdió toda la adolescencia y juventud que cualquier chica normal tiene. Ya sabes: lo de vestirte de cualquier cosa, ir a festivales, equivocarte hasta que encuentras tu estilo unas cuantas veces... Por eso parece que ahora que lleva una existencia tranquila de trabajo y pareja, se ha liado la manta a la cabeza y ha empezado a vestir como a ella le gusta. Nada del típico look de actriz bien avenida que pasea por Robertson Boulevard, sino pasar de todo y ponerse lo que le venga en gana. Y en su curiosa rebeldía le ha dado, con un par de años de retraso, por retomar el estilo neoravero del cual se ha hecho la mayor fan del mundo.

Pero antes de reparar en su inspiración Klaxons, repasemos brevemente la trayectoria de esta actriz. Aquí tienes una evolución completa de su estilo en fotos, una galería que nos recuerda que ha pasado por muchas fases. Cuando era una jovencita tuvo momentos de verdadero macarrerío intentando mostrar su cara más sexy. Con esa imagen de sensualidad la pobre siempre resultaba pareciendo un poco chabacana. Sin embargo, los estilistas siempre la han caracterizado como a una niña buena, mientras que en su vida diaria siempre ha sido muy camaleónica, tal y como dicen en este artículo.

Para fiestas y eventos de guardar, Drew Barrymore se transforma en una auténtica lady, aunque en estos actos los estilistas también tienden a ponerle años de más según la ropa y el maquillaje que escojan para ella. Cuando la visten otros, la Barrymore es una chica mona más que en su tiempo libre prefiere la comodidad a cualquier otra cosa. Como todas sus compañeras de profesión se ha dado al tatuaje de forma bien visible, aunque a diferencia de ellas también tiene un piercing en la lengua, algo no muy usual en las alfombras rojas.

Y aquí es cuando empezamos con sus peculiaridades. De la típica que para ir a la compra no pasaba del vaquero-ancho-con-sudadera-de-algodón, ahora se ha convertido en una fan total de los desteñidos. Las camisetas y los leggings tie dye son de sus prendas preferidas estos días. Eso sí, en su neomodernidad, va con un poquillo de retraso al escoger las tendencias: los tirantes son de hace unas temporadas, las gafas de corazón también, ¿en junio aún llevaba palestino? Luego también le ha dado por lo que podríamos definir como ‘indescriptible’, a saber, esta manta zamorana para acudir a un concierto de Green Day, este disfraz innombrable para un partido de béisbol... En fin, un mal día lo tiene cualquiera.

Dentro de esa nueva adolescencia que está viviendo a sus 33, a Drew también le ha dado por los festivales. Es fija del Coachella, donde no falla desde hace años, pero en éste se ha superado con las pintas. Siguiendo el ejemplo del look ganador del FIB del año pasado, éste la hemos visto maquillada de aquella manera. Ha repetido este estilismo en otros conciertos y hasta en manifestaciones y acontecimientos varios

El resumen es que Drew no siempre acierta con su recién adquirida modernidad, pero hay que reconocer el mérito que tiene por intentar salir del cliché de actriz de Hollywood-con-la-tendencia-de-la-temporada-que-llevan-todas.