Un año después del accidente aéreo de Spanair en Barajas, los recuerdos y las secuelas aún no se han borrado, la investigación no ha concluido, y las inspecciones de seguridad siguen siendo deficientes, según denuncian las víctimas. La Asociación de Afectados del Vuelo JK5022, formada por 110 familias, ha organizado actos para el día 20, que incluyen una misa en la T-2 de Barajas y una visita al lugar del accidente. José Pablo Flores, portavoz de la Asociación, volaba aquel día en el avión de Spanair con su novia, Ligia Palomino, y su hermana, que murió en el accidente. Su mayor preocupación es "saber qué ocurrió". La falta de inspectores es la principal acusación que hace Luis Rey, miembro de la Asociación, que perdió a su hija, su yerno y dos nietos en aquel vuelo.
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