Londres. Al cumplirse mañana 150 años del nacimiento de Arthur Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes, el mundo sigue fascinado con el detective de ficción más famoso de todos los tiempos, que dio a su creador tanta gloria como disgustos. Nacido el 22 de mayo de 1859 en Edimburgo (Escocia), el escritor ha pasado a los anales de la historia de la literatura por haber dado vida al inmortal sabueso, todo un icono de la cultura popular. Como afirmó una vez el genio argentino de las letras hispanas Jorge Luis Borges (1899-1986), "pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una de las buenas costumbres que nos quedan". Conan Doyle escribió cuatro novelas y cincuenta y seis relatos cortos sobre las aventuras de Holmes, retratado a menudo con su inconfundible gorra de doble visera fumando una pipa, y su inseparable y fiel amigo, el doctor Watson. El metódico investigador que siempre dejaba en evidencia a Scotland Yard alcanzó tanta celebridad, que "la propia fama de Conan Doyle fue ensombrecida, incluso durante su vida, por la de Sherlock Holmes". En opinión de John Aidiniantz, comisario del londinense Museo de Sherlock Holmes, al escritor "le debía resultar molesto que le preguntaran constantemente sobre Sherlok Holmes, a cuyas historias dedicada poco tiempo. Le fue difícil dar a conocer otras obras y Holmes le eclipsó. Ese fue el destino de Conan Doyle". El caso es que el autor escocés se acabó cansando del personaje, que le robaba tiempo para cosas "más importantes", como sus anheladas novelas históricas o sus libros de ciencia ficción protagonizados por el profesor Challenger. "He tenido tanta sobredosis de él, que me sienta como el paté de foie gras", se lamentó Conan Doyle en cierta ocasión. "Estoy pensando en dar muerte a Holmes y acabar con él para siempre. No me deja pensar en mejores cosas", concluyó el hastiado novelista en una carta enviada en 1891 a su madre. La amenaza se cumplió en 1893, cuando decidió liquidar a Holmes y su archienemigo, el profesor Moriarti, apodado el "Napoleón del crimen", en "El problema final". Presionado por los lectores, que se negaban a perder al célebre inquilino del londinense 221b de Baker Street, el escocés tuvo que resucitar al detective en "El sabueso de los Baskerville" (1902). Aunque Holmes representa una pieza clave del puzzle de su revuelta vida, Conan Doyle fue también médico, portero de fútbol, golfista, jugador de crícket, fracasado oftalmólogo en Viena, frustrado aspirante a diputado y creyente en el espiritualismo. A diferencia del sabueso, misógino hasta la médula, el escritor se casó con dos mujeres, Louise Hawkins y Jean Elizabeth Leckie, con quienes tuvo cinco hijos. Un siglo y medio después de su nacimiento, el Reino Unido celebra con diversos actos una efemérides que coincide con los preparativos de una película sobre Sherlock Holmes dirigida por el cineasta británico Guy Ritchie, ex marido de la cantante Madonna. Con su regreso a Hollywood, el meticuloso sabueso reafirma su estatus de "personaje cinematográfico más interpretado", según el Libro Guinness de los Récords, que asegura que unos setenta actores han encarnado al mítico personaje en unos doscientos filmes. La cinta, protagonizada por Robert Downey Jr (Holmes) y Jude Law (Watson), se estrenará este diciembre y suprimirá el legendario "Elemental, querido Watson", frase que Conan Doyle jamás puso en labios del detective, pero que el cine atribuyó a Sherlock Holmes. Aidiniantz, cuyo coqueto museo reproduce la casa victoriana de Sherlock en un ficticio 221b de Baker Street, cree que el filme "prolongará la leyenda de Holmes", si bien reclama "más estatuas" y atención para el eclipsado autor escocés. En ese sentido, la "Sociedad de Sherlock Holmes" ha organizado la representación de una función teatral sobre la turbulenta relación de Conan Doyle y el gran mago Houdini, uno de los eventos con los que pretende conmemorar los 150 años del nacimiento del novelista. En Edimburgo, el Colegio Real de Cirujanos ha montado una exposición acerca del literato y su mentor, el doctor Joseph Bell, que sirvió de inspiración para la creación de Holmes, mientras las bibliotecas de Escocia e Inglaterra promocionan "El mundo perdido" (1912), conocida novela del escritor que trata de dinosaurios. Arthur Conan Doyle murió de un ataque cardiaco el 7 de julio de 1930 y sus restos reposan en un cementerio de Minstead (sur inglés), en una tumba que le recuerda como "patriota, físico y hombre de letras" pero omite al sagaz detective que le aupó a la fama. 1'41''
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