A pesar de las noticias que apuntaban que la compañía bicentenaria renunciaría a su reconocible icono, la renovación de la imagen de Osborne mantiene al toro de Manuel Prieto aunque, eso sí, adaptado a los retos empresariales y estéticos del siglo XXI.
A principios de semana saltó la noticia de que la compañía Osborne renunciaba al toro como icono distintivo de la marca pero, finalmente, la realidad ha demostrado que esa decisión no era tan drástica como se anunció en un primer momento: el toro permanecerá en los logotipos y productos de la compañía, si bien adaptado a las necesidades del mercado actual.
Así lo han explicado esta mañana en una rueda de prensa los responsables de la empresa, entre los que se encontraban varios de los miembros de la familia Osborne, y el diseñador Luis Morillas, responsable de la nueva imagen corporativa de una compañía que es mucho más que bodegas, amontillados, brandys y otras bebidas espiritosas. De hecho, ese es justamente el problema que se ha pretendido solucionar con este proyecto: conseguir transmitir al consumidor que Osborne también comercializa agua (Solán de cabras), embutidos y jamones (no Navidul, que ese es de otro Osborne sino el famoso 5 Jotas) entre otros muchos productos.
Por esa razón, este cambio de imagen de la compañía ha sido algo más que rediseñar un logotipo. La finalidad última era crear una marca "paraguas" que aglutinase las diferentes actividades de Osborne sin restar protagonismo ni prestigio a las marcas individuales.
Luis Morillas comenzó su trabajo investigando qué significaba Osborne para el consumidor final y preguntándose si era necesario o no manetener el toro como elemento distintivo de la compañía aportando para ello argumentos racionales que se alejasen de una decisión guiada por la tradición o el sentimentalismo.
La conclusión final fue mantener el toro pero adaptándolo a la realidad y el futuro de la compañía. Si bien la tipografía clásica de Osborne y la silueta del animal continuarán estando presentes como hasta ahora en algunos de los productos, sean estos bebidas o productos de merchandishing, en el caso de la marca "paraguas" sólamente aparecerá su cabeza dentro de la "o" central de Osborne escrita en una nueva tipografía y con el añadido de la frase "Desde 1772" para destacar la solera de la empresa.
Como es habitual en este tipo de presentaciones, algunas de las explicaciones aportadas parecen pensadas, más que para informar a los periodistas allí presentes, para regalarles los oídos a los clientes. De esta forma, el hecho de que el toro aparezca dentro de esa "o" en concreto es porque, al ser el elemento central de la marca, es en la "o" central en la que debe de estar (olvidémonos entonces de criterios de composición, equilibrio, armonía estética, etc.). Por otra parte, el círculo es la metáfora de una ventana a través de la cual este nuevo toro de Osborne mira hacia el futuro y en su parte inferior. En definitiva, una forma como otra cualquiera de hacer ver al patriarca Osborne (allí presente y con cara de preferir haberse quedado en la finca tomándose un fino), que el dinero no especificado que se ha empleado en esta modernización de la imagen no ha sido un derroche o un capricho de las nuevas generaciones de la familia.
Desde el punto de vista del diseño, el trabajo es correcto, sin estridencias y tan sencillo que parece que nada hubiera cambiado. Los colores elegidos, pensados para reafirmar el carácter "premium" y de alta gama de los productos de Osborne (no lo decimos nosotros, lo han dicho ellos mismos) han sido el negro y el dorado, una decisión compleja, al menos en lo que respecta a éste último, por no poderse reproducir en cuatricromía y obligar a imprimir en tintas planas o en un quinto color.
En cuanto a las aplicaciones, el proyecto es titánico a consecuencia del centenar largo de elementos en los que aparecerá el nuevo logotipo como botellas, rótulos, cartelería, papelería etc. De todos ellos, el que tal vez menos funciones es aquella aplicación en tres dimensiones como es el caso de los rótulos en relieve a consecuencia de que el círculo en el que aparece el toro está troquelado y, en ocasiones, no queda claro que esa imagen también hace las veces de "o", dificultando la lectura de la marca. Salvo esto, es de destacar el hecho de cómo se ha aplicado la marca "paraguas" en los diferentes productos de Osborne pues, a partir de ahora, desde el agua a los jamones, contendrán el nuevo logotipo en algún lado de su envase, informando así al consumidor del grupo alimentario al que pertenece.
En definitiva, los señores de Osborne han demostrado que no le tienen miedo al toro. Lo único que han hecho es quitarle algo de protagonismo para evitar que fagocite al resto de divisiones empresariales, entre las que se encuentra, no nos olvidemos, la del desarollo de elementos promocionales, desde cinturones a chapas, sin olvidar camisetas, zapatillas o bisutería, en los que, ahí sí, el protagonista absoluto es el toro.
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