Que alguien le haga a Martirio el homenaje que se merece

A Martirio todo le suena a música. Sabe tanto que cualquier cosa le puede recordar una canción. Incluso nuestro nombre. Cuando su representante le dice que es el turno de soitu ella se pone a cantar: "soy tú, soy él, y tantos que no conozco. En las fronteras del mundo...". Es una canción de Luis Pastor pero ella la canta a lo Martirio, con aires jazzeros, flamencos, que pone a todo lo que toca.

A simple vista, con sus gafas y su peineta, parece que no hace falta que nadie presente a Martirio, pero eso significa perderse mucho de lo que Maribel Quiñones (fuera gafas y peineta) ha aportado a la música. Cuando para conversar se quita sus dos elementos más característicos y se "disfraza de invisible" como ella dice, se abren un libro de música y unos increíbles ojos verdes.

Este año celebra que lleva 25 encima de un escenario con un regalo para el público: un disco, '25 años en directo', que pone la piel de gallina. Eso sí, hay que escucharlo con el corazón abierto porque es resumen de la vida de una artista que ha hecho siempre lo que le ha dado la gana, de dentro para fuera y en constante evolución. 16 canciones que destilan una coherencia atroz y recogen la historia de 10 discos en solitario y 20 en colaboraciones, de una mujer que empieza cantando "con el chándal y los tacones", esa estrofa de sus irreverentes Sevillanas de los Bloques y acaba convirtiéndose en la primera dama indiscutible de la fusión flamenco-jazz.

Porque para Martirio no hay límites musicales. "De pequeña me pusieron un profesor de guitarra y aprendí los palos del flamenco, luego fui a por los cantautores, después me tiré al rock, al soul, al pop, luego volví a la canción popular y a la poesía de la mano de Jarcha, me metí en el rock andaluz con Kiko Veneno y Pata Negra hasta que el 8 de marzo de 1984 hice todas las fusiones que pude y me salió Martirio".

A partir de aquí, donde ella empieza la cuenta para su aniversario, vendrían años de esfuerzo en reivindicar su estilo. Desde que publicó su primer disco 'Estoy mala' con Kilo Veneno como productor, el público empezó a descubrir a una Martirio que derrochaba la misma pasión que las míticas folclóricas, la gracia y el desparpajo propio de la renovación ochentera y una estética que a nadie dejaba indiferente.

Hay muchas Martirios en el imaginario popular. Está la del rockola, la de las peinetas alocadas, la de la movida. Está la Martirio jazzera, coplera, sosegada y compañera de viajes de grandes de la música, y también está la Martirio que en los noventa fue jurado del programa Lluvia de estrellas y presentadora del mítico Amor a Primera Vista. Maribel Quiñones nunca hace nada que no quiera hacer, por eso sorprende esta faceta suya, pero ella lo explica con claridad: "Fueron el medio para hacer los discos que quería hacer cuando no tenía discográfica, eso sí, me lo pasé muy bien en televisión, si no no lo hubiera hecho".

Y mientras tanto, Martirio ya estaba metiéndole mano al cancionero latinoamericano y trabajando con sus máximos exponentes de los últimos tiempos como Compay Segundo, Chavela Vargas, Omara Portuondo o Marta Valdés. En 1997 comienza a cantar acompañada al piano del maestro Chano Domínguez "de él aprendí de verdad lo que es el jazz y ahí comencé a volar de otra manera". El resultado fue, Coplas de Madrugá, uno de los discos imprescindibles para comprender su trayectoria.

Luego llegaría la gira con Compay Segundo, en las que agotaban las localidades allá por donde pasaban, y el momento en el que Latinoamérica se rindió a su arte proclamándola una de las grandes voces de la canción. Se subía por primera vez a los escenarios de todo el mundo una cantaora española con la música, la tradición y la vanguardia en las venas pero que no hacía el flamenco al que estábamos acostumbrados. Poca artificialidad y mucho sentimiento en conciertos íntimos difíciles de olvidar.

Si profundizas en su discografía no te sorprende que le cantara a su niño, hoy productor de su último disco, canciones de Alaska, que se declare fan de Adanowsky o Kevin Johansen, que colabore como ella dice "con todo aquel que piensa en mí y me propone algo que puedo sentir y expresar" o que su anterior disco, Primavera en Nueva York, estuviera producido por Nat Chediak y Fernando Trueba.

En busca de la autenticidad

Martirio podía haber tirado por cualquier palo musical, pero la copla la atrapó "porque es un género que tiene que ver con los romances, con la poesía popular, con las metáforas, con los dichos, con las leyendas, con muchísimas músicas, pero también tiene que ver con las canciones de cabaret alemán, con las varietés y con el couplé. La copla es una gran escuela de interpretación de la vida, con la que se aprende poesía, lírica, música y mucho teatro". Y escuchando ésto a uno le dan ganas de empezar a investigar en los anales de la cultura musical española para empaparse de esa sabiduría popular, porque si te gusta Marlene Dietrich, Billie Holliday o Ella Fitzgerald, no te puede no gustar una artista que reivindica con sus raíces y recorrido lo mismo: "La búsqueda incansable de la belleza y la autenticidad".

La cantante nunca ha tenido prejuicios, por eso anima a todos a abrir un poco la mente y olvidar que la copla fue la banda sonora de la posguerra española. "Cuando yo empecé la copla aún estaba muy unida al régimen franquista y liberarla de esos convencionalismos ha sido una ardua tarea de muchos artistas como Carlos Cano o Marifé de Triana" y por supuesto ella misma. Gracias a éstos y a que el público más joven estaba naciendo cuando Franco moría, han tenido tanta aceptación en los últimos años artistas como Concha Buika o La Shica. "Se ha conseguido muchísimo para que le entre tan bien a gente joven y lo vea como un maravilloso repertorio de música clásica popular española sin ningún sambenito", nos explica. Pero ella sabe que aún queda camino por recorrer, y es por eso que define a la gente que llena sus conciertos como "abierta, que tiene familiaridad con el dolor y con la risa, que le gusta ser tocable y alcanzable y que no tiene prejuicios", algo así como ella.

Irreverente, provocadora en su reivindicación de las raíces, la tradición, la autenticidad... Sacándole de encima a la copla todo el polvo que pudiera tener pero sin dar nunca la espalda a la vanguardia, al avance. Nos despedimos y me dice: "Internet, democracia pura". Así es Martirio.

Si no te la quieres perder en directo:

10 de mayo Circo Price, Madrid

14 de mayo, Teatro Español, Madrid

16 de mayo, Teatro de Villafranca del Penedés

21 de mayo, Teatro de Valladolid

Pincha aquí para entrar en su myspace.