'Fuga de cerebros', de Fernando González Molina, se ha convertido en el último de los recientes éxitos de la industria del cine español demostrando que sí, que podemos tener industria. Hablamos con sus cerebros: director y guionistas.
Los protagonistas masculinos de 'Fuga de cerebros'
No ganará el Óscar. Lo tendrá muy difícil en la gala de los Goya. No tiene mensaje, ni denuncia un drama social. No demanda el reconocimiento de los críticos más sesudos ni por supuesto sus creadores deseaban que se convirtiera en película de culto de cineclub de asociación cultural. ‘Fuga de cerebros’ es lo que es y punto. Y lo que es es cine comercial intencionadamente buscado: una comedia gamberra, disparatada, políticamente incorrecta, llena de tópicos, pero que hace reír en todo momento.
No busquen más allá. Es un producto hecho exclusivamente para ser visto en las salas de cine por el mayor número de público posible. Y van por buen camino. El pasado fin de semana, el primero de la película en carteleras, recaudó 1,2 millones de euros, lo que supone cerca de 200.000 espectadores (unos 5.000 euros por copia), convirtiéndose en la número de uno del box office español de la semana. Y además de eso, ganó el premio del público en el Festival de Cine Español de Málaga. Objetivo cumplido.
En ese primer fin de semana ha superado los datos similares de 'Los abrazos rotos' y 'Al final del camino', quedándose por debajo del arrasador estreno de 'Mentiras y gordas'. La película de Menkes y Albacete a día de hoy ya va por los 4 millones de euros. Esto demuestra una cosa de la que al parecer no éramos muy conscientes últimamente: existe industria del cine español y puede ser rentable. Lo que pasa es que hay que orientarla para que sea así. Esto no quiere decir que se prohíban las películas personales, más intimistas, más sesudas o de otro corte. Pero el cine (también el español), ay amigos, es tan diverso...
Los artífices de este éxito han sido sus guionistas, Curro Velázquez y Alex Pina, responsables entre otras series de 'Los hombres de Paco', y el director, Fernando González Molina, también director de capítulos de la citada serie. ¿Cómo han encontrado el secreto del éxito? Analicemos el fenómeno.
Mario Casas y Amaia Salamanca, principales reclamos
O lo que es lo mismo, divertir, entretener. Ésta es la receta de la televisión y es la misma que gente procedente de este medio ha decidido aplicar al cine, en este caso en forma de comedia. "No quiere decir esto que sea un capítulo de una serie alargado", comenta el director: "Más bien ha sido aplicar el principal fundamento de la televisión pero con los rasgos estilísticos del cine: una factura cuidada, mimo, mayor producción, más tiempo para elaborar el guión y nueve semanas de rodaje". Según Fernando, "la gente va a verla porque piensa que se va a reír en el cine. Hemos querido hacer una comedia disparatada americana, pero adaptándola a nuestro país". Vamos, un 'American pie' a la española.
Curro Velázquez lo tenía claro desde el principio: "Tengo experiencia en comedia y desde el principio quería hacer reír, una comedia con espíritu gamberro, teníamos el la idea de pensar en el público, entendiendo comercial en el mejor de los sentidos".
Fernando nos aclara que "muchas películas españolas (no todas) pretenden contar historias demasiado personales, quizá llegando al onanismo". "Eso es lo que nos da la tele, que tenemos que estar constantemente pensando en el público".
La película, aunque con peros, es entretenida, vale. Te ríes un huevo, sí. Funcionará el boca a boca (aún tenemos que comprobarlo), pero, no nos engañemos, una parte muy importante del éxito de una película es la promoción. Y hasta hace muy poco el cine español adolecía de este aspecto. No se destinaba mucho dinero a ello, sobre todo si las películas no habían sido producidas por cadenas de televisión. En este caso, la cadena se llama Antena 3 Televisión, que ha colado anuncios, entrevistas, directos y 'product placement' hasta aburrir. Una promoción casi al nivel de una película estadounidense. Curro Velázquez era muy consciente de esto y, aparte de guionista y productor ejecutivo de la película, se ha encargado personalmente de la promoción de la misma, aprovechándose no solamente del apoyo de la cadena y de los ya conocidos carteles de las paradas de autobús, sino también importando algunos inventos de Estados Unidos a lo J.J. Abrams: los virales por Internet. Sí, la red también aporta algo a la industria del cine, no sólo la destruye (alguno dixit). Como ejemplo, el vídeo que ha circulado y que se puede ver en la web de la película: '5 litres experiment'. Aparte, en la web, juegos interactivos y todo tipo de concursos.
Fernando y Curro coinciden en dos cosas: están orgullosos de proceder de la tele (y este orgullo quedó patente en el estreno) y la aparición de rostros televisivos es circunstancial. A pesar de eso, ya han respondido varias veces a las comparaciones con el otro éxito español del año: 'Mentiras y gordas'. "Son muy diferentes", dice Fernando, "la de ellos es un drama y la nuestra una comedia. Ellos venden sexo, drogas y rostros televisivos y nosotros vendemos risas y gamberradas". Fernando apunta que sólo hay una secuencia sexual en 'Fuga de cerebros'. Una secuencia prescindible, apunta el que firma, pero para mucho el sexo nunca es prescindible, sobre todo si salen Mario Casas y Amaia Salamanca. "Importaba más la historia que los rostros televisivos", dice Curro: "Incluso en un momento del proceso se planteó que el casting fuera actores desconocidos tanto para el universo televisivo como cinematográfico". Quizá sea verdad que 'Mentiras y gordas' es más un producto de laboratorio para explotar a los buenorros de la tele y que 'Fuga de cerebros' no, pero también es verdad que esto ha ayudado al éxito de está última.
"Las dos películas tienen en común sólo a Mario Casas", apunta Fernando, pero lo cierto es que ambos, director y guionista, no desprecian la fórmula de 'Mentiras y gordas'. "Es bueno para toda la industria audiovisual que haya películas españolas que hagan taquilla, cada una a su estilo".
Todavía no ha sucedido, según nos ratifican Fernando y Curro, pero con los susceptibles que somos en este país no tardarán en suceder. Sólo hace falta mirar la premisa: un parapléjico, un gitano, un ciego, un gay y un tímido que se van a Oxford a buscar una tía. Parece un chiste, ¿verdad? Con ese caldo de cultivo, las asociaciones en defensa de los gays, los parapléjicos, los gitanos, los ciegos y los tímidos podrían poner el grito en el cielo. Las series españolas, mucho más 'light', están cansadas de estas quejas. Según Fernando, "¿por qué no se va a hacer comedia con un parapléjico y sí con un tímido?".
* Luis Murillo Arias es periodista y guionista de televisión.
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