CIUDAD DEL CABO (SUDÁFRICA).- Con una geografía privilegiada y un clima por lo general a la par, no es de extrañar que los deportes favoritos surafricanos sean el rugby, el cricket, el fútbol y el surf; que las reuniones familiares o fiestas tengan lugar alrededor de una barbacoa (tienen, y no es broma, hasta el día nacional de la braai, barbacoa); que los que se lo puedan permitir salgan a la primera de cambio a las carreteras a disfrutar de montaña, mar, desiertos o ríos (o parques nacionales donde avistar entre otros, leones, búfalos, leopardos, elefantes o rinocerontes, los Big Five que les llaman); o que el cámping en este país sea para muchos una especialización, el arte de salir al campiri.
Que levante la mano el que no quisiera tener ese plan de domingo...
En Ciudad del Cabo, que se recoge a las faldas de la Table Mountain (la Montaña Mesa, por la forma de plataforma que tiene), lo que los ciudadanos hacen a la primera de cambio y a poco que la meteorología se lo permite (fuera de los días lluviosos de invierno, el resto del año) es agarrarse las botas y subir para luego bajar los 1.087 metros de pantalla rocosa imponente, o la más pequeña de Lion´s Head, o el Devil´s Peak, víctima de un aparatoso incendio recientemente, que coronan la urbe y que sirven de compás a los ciudadanos (son acusados de perderse en la plana Johannesburgo, sin referencias, aunque no se sabe si eso es una invención de los de Johannesburgo).
Para aquellos que pasan el verano en la ciudad (entre diciembre y abril), han acabado las vacaciones o no se las pueden permitir, se ha ideado la perfecta solución para afrontar los siempre terribles domingos por la tarde y encima hacerse a la idea que está en el campo. Un no pero sí. Cientos de vecinos de la ciudad se van reuniendo a lo largo del domingo en los jardines botánicos Kirstenbosch, un lujo en sí mismos y que permiten en sus 528 hectáreas pasear entre proteas (la flor nacional, una rareza), cactus, palmeras, plantas con poderes curativos, árboles frondosos, jardines de aromas, lagunas....
Una vez finalizado el paseo (que puede combinarse con algo de montaña, puesto que los jardines se adentran en Table Mountain), los ciudadanos, ataviados para la ocasión con sombreros, pantalones cortos con más bolsillos que pantalones, bolsazas, mochilas, sombrillas, etcétera, lucen su habilidad especializada y acampan en una ladera, sobre el césped, donde emergen mantas impermeabilizadas (nunca se sabe cuán húmeda estará la hierba), alguna silla plegable, neveras portátiles de diferentes dimensiones, cestas de picnic con sus tenedores, servilletas, platos, fiambreras de todos colores y formas o artilugios tales como sujetacopas, que se clavan en el suelo y que te permiten aplaudir sin arriesgar el desperdicio de una sola gota de vino (surafricano, por supuesto) y se disponen a pasar dos o tres horas tendidos escuchando música al fresco.
Hay que llegar pronto, eso sí. Si el concierto (generalmente grupos locales de pop o rock, pero también la orquesta filarmónica de la ciudad o jazz) comienza alrededor de las cinco de la tarde, vale la pena llegar tres o cuatro horas antes y no sólo para disfrutar de los jardines sino para encontrar sitio donde desplegar la parafernalia propia, reservar otro a los amigos más remolones, buscar la sombra del árbol escaso —privilegio para los madrugadores— o situarse cerca de una de las salidas, en caso de ser fumador (pese a ser conciertos al aire libre no se permite encender un cigarrillo). En realidad, para el forastero, más vale la pena acercarse a repasar la fauna urbana, de todas las edades, de todos los colores —en despliegue horizontal eso sí—, que a veces el propio concierto. Y qué mejor manera que pasar un domingo por la tarde.
Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Los que vivimos o visitamos Madrid pasamos muy a menudo por lugares que, hace ya varias décadas, marcaron la historia del país. Lo hacemos casi sin darnos cuenta. Quedar con alguien en la Puerta del Sol sin ser conscientes que en ese mismo lugar un presidente del Gobierno fue asesinado. O pararnos en un semáforo en la Plaza de la Independencia, lugar donde el coche de otro presidente fue tiroteado. ¿Quieres saber más de los magnicidios que tuvieron lugar en Madrid?
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Viaje virtual por todo el globo de la mano de Paco Nadal
En: elpais.com
Recomendación: mami
«Me gustaría regresar a todos los países», dice el incansable trotamundos catalán Jorge Sánchez
En: elcomerciodigital.com
Recomendación: Óscar
Por menos de 300 euros se puede disfrutar de unas mini vacaciones en la playa, esquiando, o de escapada en una ciudad europea
En: elpais.com
Recomendación: mami
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si quieres, puedes registrarte o, si ya lo estás, iniciar sesión ahora.