Los trapos sucios del marido de Pamela Anderson y sus colegas

¡Motley Crue está de gira y vienen a España! Los cuatro salvajes más salvajes de entre los salvajes se volvieron a juntar en 2008 para grabar un nuevo disco, 'Saints of Los Angeles', el cual vienen a presentar dentro de su gira europea. El nuevo disco, editado en junio, es una obra conceptual que gira en torno a las historias que les pasaron a los miembros del grupo en los comienzos de la banda, historias que se reflejan en 'Los trapos sucios' —primer título que se pensó para el disco—, la autobiografía que en 2001 escribieron los Motley Crue.

'Los trapos sucios' se edita ahora en castellano coincidiendo con esta gira. Es la presentación en sociedad de una nueva editorial llamada Es Pop Ediciones y, mira, una editorial que elige como libros debut la autobiografía de cuatro rockeros desquiciados y una historia sobre el cine porno americano contado por sus protagonistas tiene todas mis bendiciones.

¿Y qué encontramos en 'Los trapos sucios'? Bueno, podría usar el socorrido término de sexo, drogas y rock' n' roll, pero eso, con Motley Crue por medio, es quedarse corto. Tommy Lee, Mick Mars, Vince Neil y Nikki Sixx son cuatro descerebrados. La típica basura blanca buena para nada que nació con una flor en el trasero y con tendencia a fastidiarla a la mínima de cambio. Nadie sabe por qué, pero tuvieron suerte de nacer con el don de la música. Bueno, eso y un ángel de la guarda que les ha protegido de todo tipo de accidentes y que les ha dotado de más vidas que a una camada entera de gatos.

Desde los comienzos, cuando compartían una mugrienta casa cerca del Whiskey a Go-Go, dormían en colchones apestosos en el suelo, las mujeres saltaban de habitación en habitación y aunque no hubiese dinero para comida o bebida, nunca faltaban los botes de laca a decenas. Las prioridades son las prioridades.

Y ahí les tenemos. Cuatro yonkis alcohólicos con facilidad pasmosa para estar rodeados de las fulanas más exuberantes a pesar de ir con pelucones cardados desafiantes a la ley de la gravedad, tacones de aguja, maquillados como puertas y con ajustados pantalones de cuero que habrían matado los espermatozoides de cualquiera.

La sensación que te queda al leer 'Los trapos sucios' es que Dios da pan al que no tiene dientes. Una vida increíble llena de sexo, drogas, drogas, más sexo, otra vez drogas, algo de sexo en medio y todo rodeado de mucha bebida. Entradas y salidas de clínicas de desintoxicación, cárceles, juzgados y, entre medias, giras interminables y éxitos mundiales. Pero ¿se lo merecían? Realmente, no. Estos cuatro son unos malnacidos con una extraña habilidad de meterse en problemas. Los típicos niñatos que, como tienen dinero, hacen lo que les da la gana sin pensar en las consecuencias, porque ya vendrá alguien de su discográfica a sacarles del apuro, aunque haya muertos por medio.

Así pasan mujeres, divorcios, pensiones multimillonarias, embarazos no deseados, peleas, problemas… Vamos, que lees el libro y tienes ganas de darles en toda la boca con la mano abierta hasta cansarte de lo niñatos consentidos que pueden llegar a ser, hasta el punto de llevarse a una chica sin hogar a casa para tirársela entre todos, robarle la ropa y echarla de nuevo a la calle sólo con una camiseta vieja. Por no contar cuando uno de ellos obliga a su novia a hacerle una felación en el jacuzzi delante de todos para luego decirle que se dé una vuelta completa al jacuzzi para hacerle lo mismo a los demás, y cuidadito con que se le escape nada y contamine el agua. ¡Para matarlos!

Que nadie piense que esto se trata de cuatro rockeros contra el mundo. No. Son cuatro rockeros descerebrados contra el mundo y contra ellos mismos. Aquí no hay leyes internas o códigos de honor entre malhechores. Entre ellos se quitan las novias, se ponen los cuernos unos a otros, se dan palizas y llegan a denunciarse para meterse en la cárcel los unos a los otros. Los amigos ideales, vamos.

Historias de sobredosis, muertes clínicas, resurrecciones y mucho mal rollo e hipocresía. Cuando hay que desintoxicarse si se hace en grupo está bien y es correcto. Si es uno del grupo el que pretende pasar una temporada limpio, verá los viajes en el avión privado de la gira convertidos en un infierno con sus compañeros pasándole bandejas llenas de cocaína por delante y vaciándole botellas de alcohol por la cabeza sólo para fastidiarle.

El que Motley Crue den la imagen de ser unos cretinos de tal magnitud no es porque el libro lo haya escrito otro, que son ellos mismos los que se ponen la etiqueta de cretinos con las cosas que cuentan, eso es problema suyo. El que sean unos bocazas ya no lo es tanto.

Porque aquí no se trata de todo lo que se meten Nikki o Tommy, que también. Las estrellas del rock nunca están solas. No pueden, no saben. Así que los chicos no se cortan un pelo a la hora de contar la cantidad de drogas y qué tipo de ellas se meten en compañía de amigos como Bon Jovi, Poison, o cómo el cantante de Van Halen es bastante agarrado con sus bolsas de cocaína a la hora de compartir. ¿Les hará tanta gracia a los protagonistas ver sus nombres mezclados con los de importantes camellos o sustancias químicas?

Por supuesto, también hay espacio para el trabajo. Entre pico y pico les da tiempo a grabar discos y hacer giras. Tommy Lee propulsado con su batería voladora hasta dar con los morros en el suelo y con su cuerpo en urgencias, estudios de grabación y grandes éxitos como 'Dr feelgood' o 'Girls girls girls' y para que no falte de nada, Pamela Anderson, considerada por el resto de la banda como 'la puta Yoko'. Su boda, sus tetas, sus videos porno y su comportamiento esquizoide.

'Los trapos sucios' hay que tomarlo como lo que es: la vida de cuatro tarados que hace gracia si la ves desde fuera pero que es un infierno y una pesadilla si te pilla en medio. ¡Que se lo digan al pobre promotor japonés!

• Descárgate el primer capítulo del libro de la web de la editorial