Construir un sistema energético que no emita gases de efecto invernadero es una necesidad. Sin embargo no va a ser ni fácil ni barato. En particular, creer que los pequeños gestos tendrán grandes consecuencias es falso. Bien está tener cargadores de móvil eficientes o apagar los aparatos electrónicos cuando no se emplean, pero todo ésto no es ni comenzar.
Entender lo que energía sin CO2 realmente implica requiere hacer números. Dicho de otra forma, ninguna discusión puramente cualitativa llevará muy lejos. Afortunadamente los "números gordos" no son terriblemente complicados. "Gordo" significa digamos que un 50% para arriba o para abajo. Puede parecer, y de hecho es, un error muy elevado, pero al menos permite determinar que es posible y que está claramente fuera de lugar.
Mucha gente los ha hecho (por ejemplo, en mi propia Universidad con el informe 'Renovables 100%'), pero permítame que llame su atención sobre el "Sustainable enegy – without the hot air" (ver pdf) de David MacKay. Es un libro de "ingeniería", no de "economía" en el sentido de que su preocupación es la factibilidad técnica, no la rentabilidad económica.
MacKay proporciona varios escenarios para un sistema británico de energía libre de emisiones de dióxido de carbono. Uno de ellos viene a ser como la media de los demás. Una barra de colores indica el reparto de las fuentes de energía: solar (en gran parte producida en desiertos, que habrá que importar por medio de líneas eléctricas), eólica, nuclear, olas, mareas, etc.
Un mapa muestra el impacto en el territorio británico de esta estructura de producción. Las zonas verdes indican el territorio dedicado a cultivos energéticos (alrededor de 60.000 kilómetros cuadrados), granjas eólicas (ocupando unos 2900 kilómetros cuadrados en tierra y 5200 en el mar), paneles solares para agua caliente (un metro cuadrado por habitante), huertos fotovoltaicos (unos 1.000 kilómetros cuadrados), centrales nucleares (unas 40), etc.
Solamente quisiera hacer dos comentarios. El primero, como he dicho arriba, los números son discutibles. Lo que no es discutible es que los impactos, incluyendo los territoriales y los económicos, van a ser muy grandes. Un mundo sin emisiones de gases de invernadero no es una utopía pastoral, si no todo lo contrario.
El segundo se refiere a España. Nosotros tenemos menos viento que los ingleses, pero más sol. No necesitamos tanta calefacción, pero sí aire acondicionado. Además, si el cambio climático conduce a un clima más seco (lo que, aunque no es seguro, sí es probable), necesitaremos más plantas de desalinización. Pero, sobre todo, somos menos en un territorio más amplio.La resultante de todo esto llevará a unos impactos menores que en Gran Bretaña. Pero que de todas formas serán muy grandes.
*Julián Barquín, profesor en la Escuela de Ingeniería (ICAI) e investigador del Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas.(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).
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A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA) casi la mitad de la energía consumida en los hogares españoles se debe a la calefacción y en la mayor parte de los casos no se hace de manera eficiente.
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