Fábricas de arte para todos los públicos

PARÍS (FRANCIA).-  Todo comenzó más o menos en los 70. Décadas que estuvieron marcadas por el cierre de grandes empresas, fábricas y depósitos debido a las nuevas estrategias de producción y la desaparición de sectores de actividad tradicional y quedaron por años abandonadas a su suerte, llenas de moho, vidrios rotos y ennegrecidas por el tiempo y la suciedad.

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Cristina Hadwa

Una imagen de 100, ateliers en común.

Algunos pensaron que estos espacios vacíos y en desuso podrían crear belleza y se dieron cuenta de que estaban disponibles para la creación, la fabricación, la experimentación y decidieron ocuparlos. Artistas, asociaciones, actores culturales, espectadores dieron nuevas funciones a estas áreas dejadas de lado. Fueron años de luchas políticas, de militancia y de okupación. En ese meollo, nacieron lo que hoy se conoce como 'Friche artistique': espacios de arte pluridisciplinal en estos lugares ubicados muchas veces en barrios populares, en los que sus habitantes no tienen acceso fácil a la vida cultural, ni a un lugar de convivencia ciudadana.

La originalidad de los 'friches' viene de su voluntad de mezclar disciplinas y estilos artísticos, elaborando nuevos dispositivos de creación y de difusión. La idea es movilizar la capacidad de invención de artistas, de militantes, de actores culturales con el fin de habilitar espacios de difusión como salas de conciertos o galerías; ateliers de creación y ensayo de música, pintura o danza; y también espacios de distensión como cafés, restaurantes o bares. Lo que permite además estar abiertos al barrio y ser parte del entorno.

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Cristina Hadwa

El apoyo oficial

En el año 2000, a raíz del informe 'Friches, laboratorios, fábricas, squats, proyectos pluridisciplinales: una nueva etapa de la acción cultural', elaborado a petición del Gobierno —y en el que participó una de las primeras y más afamadas de estas fábricas, la Friche de Belle Mai en Marsella—, estas 'okupaciones culturales' empezaron a recibir apoyo público.

Varios de estos 'friches' comenzaron como toma u okupación y hoy en día tienen el apoyo y soporte de diferentes instituciones, como los Ayuntamientos. El lugar que okupan es prestado y financiado por el Consistorio al que pertenecen, y así pueden renovar y crear instancias de encuentro y de desarrollo.

En París hay varias Friches, que se han convertido en lugares de moda y más que populares, muy concurridos, como Le Point Ephémère, un viejo depósito recuperado a orillas del canal Saint Martin que pudo ser creado y se mantiene gracias al apoyo del Ayuntamiento y otros poderes públicos de la región. En él hay cuatro atelier propuestos para residencias artísticas de seis meses cada una y uno de fabricación, un estudio de danza y cinco de música. Tiene además una sala de conciertos, un espacio para exposiciones y un bar restaurante. Le Point Ephémère propone una importante programación de conferencias, atelier, espectáculos, pero por lo que es más conocido es por las fiestas de fin de semana y su bar abierto al río, que en verano se convierte en uno de los lugares más visitados y de moda de la ciudad.

El 104 sigue esta misma línea, aunque la historia de este lugar es un poco diferente, ya que fue el propio municipio quien decidió rehabilitar este sitio de viejas pompas fúnebres. La programación de cada mes es bastante nutrida en estos 39.000 m² compuestos de un conjunto arquitectónico inédito en el que el arte se reencuentra con la gente.

Es tan grande el lugar que los residentes de diferentes ramas artísticas pueden alojar en uno de los tres apartamentos dentro del recinto, o en otros alrededor del edificio, para que no estén lejos del espacio de creación. Al finalizar su residencia, las obras realizadas son expuestas en el 104. Además se puede dejar el atelier a puerta abierta y ser visitado diariamente por los curiosos, y así acercar al público al proceso de creación. El Cientocuatro también ofrece rendez-vous, proyecciones cinematográficas o música y algo que lo convierte en el lugar de moda del momento: se puede ir a pasar una noche de concierto o 'clubbing'.

Aunque cada vez hay más de estas fábricas de arte y convivencia como el Mains D'œuvres (de los mismos creadores del Point Ephémère), uno más simple y acogedor es el 100, ateliers en común, polo cultural solidario, cerca de la Gare de Lyon y en medio de un sector de París símbolo de lo artesanal y barrial. Éste nació del reencuentro de artistas okupas que reclamaban un espacio de creación, a quienes luego se les unió el comité del barrio, asociaciones y finalmente el Ayuntamiento.