Citroën: años de diseño tirados por la borda

La marca francesa ha actualizado su marca. Dulces curvas anodinas donde hubo aristas; brillos metálicos, tan al uso, donde hubo contundencia; letras "de diseño" donde hubo tipografía. No es un salto en el vacío, no hace sino abundar erróneamente en lo que ya funcionaba, y como guiño una diéresis que parece una ameba en proceso de reproducción. A veces, hay que volver a aquella máxima de que lo que funciona no hay que tocarlo. O a aquella otra de si no puedes mejorarlo, no lo muevas.

Citroën se ha dejado ganar la batalla del diseño. Viene dejándosela ganar desde hace décadas, estropeando todo lo que toca. Quizá todo empezó con el Diane 6, que mató el encanto del dos caballos... Detrás vino la reinvención fallida del Tiburón, la desaparición del Mehari –el único coche con carrocería de plástico–, y ahora le toca al logotipo.

La vuelta a lo retro les está funcionando a los demás: el New Beetle de Volkswagen, los nuevos Minis, la reinvención del Fiat 500... y sin embargo, quienes tenían los dos mejores diseños de la historia del automóvil –nos referimos, cómo no, al 2CV y al Tiburón– siguen dando tumbos.

Citroën ha tenido, no sólo en Francia, un ejército de incondicionales. Eran coches en los que los niños se mareaban más por su sistema de suspensión de barco, la palanca del cambio salía del centro del salpicadero, que Renault copió para su "cuatro latas", y que permitía tres pasajeros delante en el asiento corrido; tenía fama de que se valoraba poco en el mercado de recompra... los incondicionales de aquellos Citroën han visto como con el tiempo la singularidad dejaba paso a lo anodino, hoy son coches como los demás, que no destacan en nada, acaso sólo en que siempre tienen un precio de promoción... ¿dónde está entonces la promoción?

En Citroën cualquier tiempo pasado fue mejor. Sus gráficas han pasado a la historia de la publicidad, pueden disfrutarse aquí, y también algunos de sus comerciales para televisión. Fue durante años el Apple de los automóviles, hoy representa la mediocridad gris del segmento medio. Y ahora le ha tocado al logotipo. Desde Citroën aseguran que el motivo del cambio se debe a que la actual insignia era difícil de integrar con los nuevos diseños de la marca francesa. Y posiblemente sea verdad: era demasiado logo para coches tan irrelevantes como los que hoy hacen.