Galerías de arte aptas para todos los públicos

Ayer terminó ARCO. Es el año de la crisis, año de conservadurismo por parte de galeristas y coleccionistas, año de contención por parte del público, que ha descendido en un 5%, posiblemente porque la entrada cuesta 32 euros y no está el horno para bollos. Pero esto es solo una feria, visitar galerías es gratis cualquier otro día, y sin embargo, confiesa: ¿cuántas veces has llamado al timbre de una?

El nuevo espacio expositivo de Pepe Cobo.

Si tu cuenta corriente no es muy boyante las galerías imponen. Entrar en un lugar de paredes blancas donde lo más barato equivale al sueldo de un mes da un poco de miedo escénico. Una galería de arte no es un lugar para todos los públicos, pero lo cierto es que es allí donde se pueden encontrar exposiciones complementarias a las ofertas de los museos y salas. El papel del galerista no es sólo vender sino colaborar con el discurso del arte contemporáneo, por eso algunos buscan acercar sus espacios expositivos a la calle y más en este momento en que las grandes ferias como Frieze en Londres o Art Basel han podido dejar de vender hasta un 50%.

Puede que no fuera su fin último, pero algo así es lo que ha hecho el galerista Pepe Cobo, que tras 25 años de profesión ha decidido realizar un cambio arriesgado y provocador: trasladarse a un taller mecánico de paredes alicatadas con la típica garita acristalada y su puerta de garaje. El espacio se inauguró el pasado día 5 de febrero con una exposición llamada 'Cambio de Aceite'. Son muchos años de reflexión, pero Cobo lo tuvo claro: "no entiendo la galería como un lugar al uso del siglo XIX, creo que debe tener otras dinámicas. Me apetecía un lugar más abierto y no tan impositivo como la clásica sala de paredes blancas. Un lugar con el que los artistas puedan interactuar, pero quiero dejar claro que esto es lo que yo quería para mí. Cada galería es diferente y conoce sus necesidades y sus estrategias".

Es cierto, pero también lo es que asomar la cabeza a un garaje donde se exponen cuadros, esculturas o instalaciones invita a pasar, a husmear, porque es un espacio más atrevido, más moderno, más cercano al imaginario de la gente de a pie. "En lugar de galería pensé en Pepe & Cia. porque se identifica con un mundo abierto, dinámico, de gestión. Si un artista con el que trabajo quiere exponer su obra en la Cibeles quiero que pueda hacerlo", explica Cobo. De hecho, muchas veces son los propios artistas los que no quieren circunscribirse al recinto cerrado de una galería sino mostrar su obra fuera de la misma, aunque la siga vendiendo el galerista.

Salir de la sala aséptica y neutral en busca de otros espacios expositivos es lo que ha hecho también José Martínez Calvo, de Espacio Mínimo. Por segundo año consecutivo un artista de su galería expone en la tienda de David Delfín. Este año es Rosalía Banet y la muestra se enmarca en el programa de ARCO. "David viene del mundo del arte y concibe la tienda como un espacio creativo. Hacemos conciertos, presentaciones y exposiciones", explica Jon Reyes, director de la tienda. En este local cada seis meses se cambia la decoración como si fuera un elemento más de la colección. En el próximo semestre la muestra de Banet acompañará la colección Diastema, que Delfín presentó en septiembre en Cibeles. Los cuadros pueblan la tienda: paredes, escaparate... "No deja indiferente a nadie y mucha gente entra a preguntar por la obra. Estamos en un barrio muy clásico y esto resulta provocador", cuenta Jon.

Dibujo de Rosalía Banet, artista que muestra su obra en David Delfín.

Otra galería que expone parte de su obra en una tienda de ropa es la de Oliva Arauna. Tras más de 20 años en el negocio decidió trasladar su galería y ubicarla en el espacio que quedaba libre una tienda de ropa en la que también se exponen obras de arte. "La idea era fusionar diseño y arte en un mismo espacio que resulte distinto. En España no estamos tan acostumbrados pero en los países anglosajones se hace mucho.", explica Celina Martín, diseñadora de la ropa que se vende en Uvas de fresa -así es como se llama la tienda-.

Puede parecer que a los artistas no les interesa ver su obra mezclada con otros productos, pero como explica Celina, "a ellos les gusta porque es una forma diferente de mostrar su trabajo y es más comercial". Y al público también le gusta "vendemos menos que en la galería, pero la gente pregunta y se interesa. Luego normalmente van a la galería a ver la obra completa del autor, aunque muchos vuelven a por la primera que vieron". Y la crisis, por el momento, la sortean: "abrimos hace dos años así que para nosotros 2008 ha sido mejor que 2007, y sigue yendo bien".

Existe también la opción de vender arte online. Bien lo saben los propietarios de la página PicassoMio, una web que lleva 10 años en la red y vende a museos -MUSAC-, galeristas y clientes privados. Hace 4 años ya recibía más visitas que la web del Reina Sofía, y eso que lo de comprar en internet echaba a la gente para atrás, y más tratándose de algo tan delicado como una obra de arte. El caso es que aún son pocas las galerías que venden online, cuando es una forma directa de acercarse al público, por no hablar de que la red sirve para agregar la demanda y aumentar el número de potenciales compradores. No obstante las galerías clásicas son reticentes, para muestra, un botón. Cierta galería decidió no acudir a ARCO este año y montar en cambio un stand virtual. Pregunta inocente de la periodista: ¿es posible comprar online? Respuesta: carcajada. Conclusión: mientras unos se acercan al público más generalista a otros les entra la risa.