OPORTO (PORTUGAL).- Asomada al río Duero, se extiende ante nosotros una ciudad que, a pesar de no tener el atractivo de las grandes metrópolis turísticas, es calurosa y de una belleza hecha de pequeños encantos. Oporto está cargada de historia y pasado, cuando la burguesía de la época comerciaba río Duero abajo con el vino que dio nombre a la ciudad.
Entre los apiñados tejados y las pequeñas casas, encontramos callejuelas, iglesias, bodegas y sólidas murallas que impiden que la ciudad 'se precipite' al río. Todo ello, enmarcado en el llamado Puente de Luís I, diseñado por un discípulo de Eiffel, que preside el cauce del Duero a ambas orillas de la ciudad. Te contamos qué sitios no puedes dejar de ver en una rápida visita a Oporto.
Te recomendamos que visites en primer lugar los monumentos más destacados de la ciudad. Por ejemplo, puedes empezar por el Edificio del Ayuntamiento, aunque actualmente esta siendo restaurado; continuar por el Palacio de la Bolsa y su cúpula de hierro y vidrio de inspiración oriental, o por la Catedral (de los siglos XII y XIII y con un fantástico claustro gótico).
No hay muchos museos en Oporto, pero te recomendamos que no dejes de ver el Museo del Vino y sobre todo, el Museo de Arte Contemporáneo de Serralves y sus jardines. Por último, el Museo del Tranvía gustará a los más nostálgicos. Pero en esta ciudad, además de ver cómo fue este medio de transporte que antaño circuló por nuestras ciudades, se puede disfrutar de un paseo en ellos junto al río, en la línea 1E.
Luego, puedes acercarte al Mercadillo de Bolhão a comprar sus típicos productos, a los Jardines del Palácio de Cristal a dar un romántico paseo o a una de las muchas bodegas de la orilla izquierda del río que todavía hoy siguen exportando vino de Oporto a todo el mundo. Al anocher, el funicular de Guindais te permitirá, además de desplazarte rápidamente desde el barrio de Ribeira a la parte alta de la ciudad, disfrutar de fantásticas vistas sobre el río Duero.
Igualmente destacables son los paneles de azulejos de la estación de S. Bento, que reciben al viajero de tren en cada uno de sus trayectos. Pero, si de verdad queremos conocer Oporto y disfrutar de la belleza de esas pequeñas cosas que ofrece, lo mejor es pasear por sus barrios y calles, como la Rua Miguel Bombarda, el Passeio das Virtudes o la Avenida dos Aliados.
Todo depende del presupuesto. El albergue, o como ellos dicen, la Pousada de Juventud, es fantástica. Tiene habitaciones con baño incluido, cocina, salas comunes con vistas al Duero con pufs, sillones o billar, acceso a internet, bar o biblioteca. Todo ello a precios muy asequibles. Además, está muy bien conectada con líneas de bus y tranvía.
El hotel Sheraton Porto&Spa, en cambio, es el que posiblemente más se acerca al concepto 'hotel de diseño' en la ciudad. Es de cinco estrellas, construido recientemente en el solar de una antigua finca y decorado al gusto más contemporáneo. Cuenta, claro, con spa y salón de belleza y está igualmente bien conectado con el transporte público de la ciudad.
La oferta es muy amplia, pero nosotros te vamos a recomendar algunos establecimientos en los que se puede comer bien a precios asequibles. Abadia do Porto, uno de los locales más agradables de la ciudad, puede ser a veces algo ruidoso pero ofrece algunos de los platos más tradicionales. En Portvgália, hay una amplia selección de carnes a las que podemos añadir, aparte, las salsas y guarniciones que deseemos. Por último, en el Café Majestic, de principios del siglo XX y Art Nouveau, hay desde batidos, cafés e infusiones hasta hamburguesas o sándwiches. Aunque, sin duda, lo que más valga la pena sea ver el edificio en sí.
En Oporto, además de bus y metro, hay tranvía, aunque no resulta práctico pues es lento y deja de pasar sobre las seis de la tarde. Por eso, nuestro consejo es que te desplaces siempre que puedas en el nuevo metro de la ciudad (que es rápido, pero que aún no llega a todos los puntos) y que, cuando no te sea posible, uses el bus. Los taxis son de tres colores: beiges, negros y verdes. De todas formas, la mejor forma de conocer Oporto es a pie, ya que la mayoría de los puntos de interés se concentran en el casco antiguo.
El bar Aniki Bobó, el más antiguo de la Ribeira de Oporto, es hoy casi tan moderno como cuando fue inaugurado. En el restaurante Mal Cocinhado, se puede cenar escuchando fados toda la noche y en la otra orilla del río, la zona de la movida del Cais de Gaia, existen también locales de los que cierran tarde, como Bogan Café o el bar Amo-te porto.
Oporto puede ser romántica y divertida, melancólica y decadente, monumental e histórica, típica y cosmopolita, bella o fea, pero sobre todo, hecha de pequeños detalles, que es lo que la hace bella y acogedora. Todo depende de cómo la mire el visitante.
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