El fracaso del plan de rescate del sector del automóvil en EE.UU. colocó a los "Tres grandes de Detroit" contra las cuerdas, mientras sus ejecutivos buscan hoy una salida a su desesperada situación económica, que podría venir del Gobierno.La situación más complicada es para General Motors (GM) y Chrysler, en tanto que Ford, en una situación más holgada, había anunciado que no iba a hacer uso del plan de rescate del Congreso, que ayer entró en vía muerta en el Senado. Chrysler, el tercer fabricante estadounidense y que necesita 4.000 millones de dólares para poder sobrevivir durante el primer trimestre del año, está en contacto con el equipo del presidente electo, Barack Obama, para intentar asegurar futuras ayudas. Según señaló hoy en su edición electrónica el rotativo The Detroit News, el presidente de Chrysler, Robert Nardelli, comunicó a sus empleados que está manteniendo "discusiones con el equipo presidencial de transición". Nardelli añadió que "miembros claves de la próxima Administración son conscientes de la importancia de encarar la viabilidad a corto y largo plazo de nuestro sector y compañía". Y para añadir más presión a la situación, Nardelli aconsejó a todos los empleados de Chrysler, así como a sus familiares y amigos, que llamen o envíen correos electrónicos a la Casa Blanca "para expresar su apoyo a una acción inmediata para asistir a la compañía". Para General Motors, el principal fabricante de automóviles del país, el paquete de ayuda económico rechazado en la noche del jueves por los republicanos del Senado es aún más acuciante. T: 46 seg.