Antes de empezar a leer, debemos advertir de que este post es meramente explicativo y, no es, ni mucho menos, una recomendación estética para seguir (ni al pie de la letra ni algún detalle aislado). Y tras la advertencia de turno, podemos comenzar a analizar al penúltimo fenómeno de la moda japonesa —tokiota, para ser precisos—, un fenómeno protagonizado por las llamadas Ganguro Girls y que es toda una locura estética.
En realidad, esta 'tendencia' lleva al paroxismo el estilo de mujeres como Paris Hilton y todas aquellas visionarias que se pasan el día en la camilla de rayos UVA o abusando del autobronceador. A todo esto se une una forma de vestir imposible, a medio camino entre Hello Kitty, el manga y las típicas lolitas góticas japonesas. En definitiva, un estilo nada convencional, más cercano al horror que a ninguna otra cosa y que no debe sorprender a aquel que un día pasee inocentemente por las calles de Tokio.
Las tribus urbanas de Japón son todo un misterio y una fuente de sorpresas para los incautos occidentales. Tras el susto inicial de las Harajuku Girls, esas lolitas góticas de estética pintoresca y medio naíf, nos empezamos a acostumbrar a ver imágenes de looks de todo tipo, hasta los más imposibles. Pero últimamente aumenta la presencia de unas fantasmagóricas figuras que parecen haber elegido como modelo estético a una Paris Hilton recién salida del salón de bronceado pasada por un filtro techno-acid y manga.
Cuando pensabas que la tanorexia era la enfermedad más estúpida del mundo moderno, llegan las Ganguro Girls y superan todas las expectativas. Se trata de un estilo de vestir que se puede encontrar mucho en los distritos de Shibuya e Ikebukuro de Tokio, nacido a mediados de los 90, pero que en estos días alcanza sus máximas cotas de popularidad. Su nombre significa literalmente 'cara negra', y es que su principal seña de identidad es el rostro exageradamente bronceado, que intentan resaltar pintándose de blanco los párpados, labios y a veces parte central de la nariz. Para destacar aún más ese moreno tan artificial, hacen contraste con su pelo decolorado hasta el rubio platino o incluso tipo el pueblo de los malditos o la lejía Neutrex Futura. Dan más profundidad a sus ojos con un potente eyeliner negro, exageradas pestañas postizas y pegatinas decorativas por las mejillas para rematar sus maquillajes.
De cuello para abajo estas ganguro no son menos llamativas, ya que suelen vestir ropa de colores chicle y fluorescente, minifalditas minúsculas, zapatos con mega plataformas y todos los accesorios innecesarios que puedas imaginar repartidos por toda su indumentaria. Su ideal de belleza es una suerte de barroquismo manga-tecnológico-cursi (el rosa no falta en ningún look) que, según las que pertenecen a esta tribu, es toda una patada en el culo a la remilgada y estricta sociedad nipona. Ese broceado extremo, por ejemplo, es una manera de luchar contra la imagen tradicional de la mujer japonesa, extremadamente blanca y pulcra. También es otra patada al buen gusto, todo sea dicho.
Además de encontrarse en barrios tan significativos como Shibuya, las ganguro tienen sus propias publicaciones, como la Egg Magazine, aunque los medios de comunicación japoneses suelen ridiculizar a esta subcultura de difícil asimilación. Por increíble que parezca, las ganguro tienen sus propios grupúsculos y derivaciones varios. Las más radicales son las Yamanba, las más bronceadas y aparatosas de todas, mientras que las más cursis y menos bronceadas son las Himegyaru. Con sus mases y sus menos, casi todas ellas son perversas versiones de la más antinatural Paris Hilton que nos podamos imaginar.
Viendo el extremo al cual está llegando la juventud Emo con sus looks, esperamos que estas chicas ganguro no acaben convirtiéndose en un ejemplo a seguir para ellos. Pero, ya puestos a innovar, aquí hemos encontrado este tutorial (en inglés) para transformarse en la versión más radical, las Yamanba. Cosas veredes, Sancho….
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Espero que esta estética absurda no llegue a calar en la juventud española, aunque bueno, eso es mucho esperar. +
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