"Antes de Obama, primero éramos negros y después americanos"

Muchos americanos han soñado con esto durante años y años. Incluso antes de que Martin Luther King Jr. diera su inolvidable discurso en las escaleras del monumento en memoria a Lincoln, un símbolo de independencia e igualdad. A pesar de esto, no apoyé a Obama simplemente porque sea de color. Decidí juzgarle por 'lo que guarda en su mente, no el color de su piel'.

Yo, en el momento de votar al senador Obama.

Empecé a apoyar al senador Obama cuando se convirtió en el líder de la oposición a la intervención en Irak, que Estados Unidos llevó a cabo a pesar de la desaprobación de otros miembros de Naciones Unidas. Ahora que vivimos en un mundo globalizado, creo que es importante mirar hacia un consenso internacional cuando hablamos de intervenciones militares que afectarán inevitablemente a varios países. Me impresionó que comprometiera su presidencia a traer las tropas de vuelta a casa.

Según escuchaba sus discursos, poco a poco empezó a ganarse mi voto. Fue constante a la hora de mantener su intención de no criticar la reputación de ninguno de sus oponentes. Se comprometió a mejorar los intervalos que determinan cuántos impuestos pagará cada ciudadano, de forma que compensará el trabajo de los que ganan menos y pagan como si tuvieran más: los trabajadores de las fábricas, Joe ‘El Fontanero’, el profesor de escuela… Me impresionó su compromiso con este objetivo a pesar de que haya sido machacado por ello y que arriesgara así las elecciones. Para muchos votantes independientes y de clase media-alta, subir los impuestos es casi un insulto.

El hecho de que Obama sea negro en este momento es un punto a su favor. Me emociona ver que tantos americanos blancos y que no descienden de africanos votaron a este hombre. Siento que representa a un grupo muy amplio de americanos que hemos estado marginados política y culturalmente en este país.

Los americanos de color muchas veces sentimos que no somos como el resto de los americanos. Primero somos negros y después americanos. Algunos de estos americanos caminan arrastrando una sombra que acaban confundiendo con ellos mismos. Una sombra arrojada durante años de esclavitud, después segregación y linchamientos y ahora en la forma más sutil de racismo: la marginación. Ahora mismo muchos blancos americanos se ahogan en ira si sugieres que pueden ser racistas. Pero el racismo ha sido reconocido como el gran pecado americano.

Sin embargo, éstas son las mismas personas que no pueden compartir piso con una persona de color "porque no están a gusto". Son los mismos que no pueden vivir en un barrio donde hay demasiados negros escuchando música hip-hop a todo volumen. Son los mismos que se volverían locos al descubrir que el jefe en su nuevo trabajo es una mujer negra. Estas 'incomodidades' sutiles se van acumulando y corren el riesgo de convertirse en prácticas asumidas por todos que sólo llevan a estereotipos y prejuicios peligrosos.

Muchos americanos de color también estamos enfadados por injusticias del pasado, y muchos blancos se sienten culpables por las deudas de sus antepasados. Creo que la presidencia de Obama ayudará a curar las heridas de todos.

Para los negros, ver que uno de los nuestros ocupa el puesto más importante del país puede cambiar la forma en que vemos a nuestros iguales y a nosotros mismos. Muchos blancos que, por el lugar donde crecieron, desconocen completamente a las minorías americanas (hay Estados en los que apenas hay inmigrantes) llevan tiempo esperando la oportunidad de demostrar que han 'aprendido'. Ellos también sentirán que la presidencia de Obama es un gran logro tanto para ellos como para este país.

El abrazo de 'la otra América', como nos llamó el poeta afroamericano Langston Hughes, es un gesto que nos deben desde hace tiempo. Éramos el 'hermano de piel oscura al que mandan a comer en la cocina cuando hay visita'. Siento que el impresionante apoyo recibido por Obama supone que ya podemos sentarnos a la mesa, porque nosotros también somos América.

* Dyane Jean François Fils nació en Haití en 1985 y emigró a Estados Unidos con 12 años.