Pasa miedo en la Necrópolis

GLASGOW (ESCOCIA).-  Llegan Halloween y el Día de los Muertos, y aunque ninguno se celebra aquí como en Estados Unidos o en México, te invitamos a entrar en el espíritu siniestro y caminar por uno de los lugares más especiales de Glasgow.

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Laura González

La Necrópolis, con Glasgow al fondo.

La mayoría de las ciudades tienen cementerios, pero muy pocas pueden alardear de una ciudad de los muertos, o lo que es lo mismo, una necrópolis. Un detalle espeluznante es que Glasgow tiene dos: la Necrópolis y la Southern Necrópolis, pero nos concentraremos en la genuina.

Erigida hacia el centro este de la ciudad, la Necrópolis de Glasgow es un cementerio de la época victoriana, es decir, del siglo XIX en todo su esplendor gótico. Está construida sobre un antiguo parque de abetos y acomoda 50.000 lugares de descanso, principalmente de familias pudientes, pero también de muchos habitantes enterrados sin lápida, desde 1832 hasta los más recientes años 60 (con algunas excepciones).

Como en el poema de Espronceda, la vista desde el monumento de John Knox, la parte más alta, brinda una panorámica ejemplar de la ciudad. Se pueden ver, a un lado, la catedral y la Royal Infirmary (un hospital), al otro la fábrica de cerveza Tennent Caledonian Breweries, que llena el aire con un acogedor olor a levadura, y allá enfrente, Calton, el barrio de Glasgow con la esperanza de vida más baja de Europa, 54 años para los varones. No hay que hacer mucha aritmética mental para imaginarse un microcosmos con todos estos elementos —alcohol, hospitales, iglesias y cementerios— relacionados.

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L. G.

Pero no nos pongamos demasiado lúgubres y sigamos nuestro camino. Un tour completo de las criptas, los mausoleos, las catacumbas egipcias y los cenotafios, empezando por el puente de los suspiros, dura alrededor de dos horas y se pueden organizar mediante la asociación Friends of Glasgow Necropolis. Es aconsejable reservar con bastante antelación, ya que el overbooking es práctica normal, dada la popularidad. Si el horario no es conveniente o viajas en grupo, también se pueden organizar tours individuales con la misma asociación, aunque yo recomiendo comprar una guía en la librería Waterstones (sección escocesa), e ir a la deriva. Sólo así se puede entrar en el espíritu que nos ocupa.

Pero, a pesar de la posible niebla que salga al encuentro de tu expedición, ésta no es una simple visita literaria, histórico social o incluso antropológica. Muchas de las 3.500 tumbas de mercaderes glasgowienses (si, éste parece ser el gentilicio) fueron diseñadas por los arquitectos estrella de aquella época, como John Thomas Rochead, Alexander ‘Greek’ Thomson o Charles Rennie Mackintosh, uno de los más representativos del Art Nouveau, precursor del venerado Deco.

La Necrópolis está abierta la mayoría de los días desde las 7 de la mañana hasta el anochecer, que en invierno es sobre las tres de la tarde. Pero no tengas miedo, si las vistas y el ambiente siniestro te sobrecogen y pierdes cuenta del tiempo, las puertas principales, que están en Castle Street, detrás del St Mungo's Museum of Religous Life and Art, se pueden escalar con bastante facilidad. Y, atentos, porque la accesibilidad es una de las limitaciones de la Necrópolis y cualquiera que la visite debe estar medianamente en forma.

El estado de las tumbas y la arquitectura (escaleras, accesos, etcétera) son un testimonio histórico, es decir, que no se ha tocado mayormente desde su construcción; y si añadimos a eso tierra ablandada por las constantes lluvias, y el hecho de que este cementerio se encuentra en una colina, pues ya te imaginas el panorama. Pero que esto no te disuada. Este lugar es mágico, misterioso y absolutamente encantador, digno de cualquier historia de Edgar Allan Poe, vamos. Me sorprende que no haya un famoso escritor de novela negra en Glasgow, con un detective resolviendo casos en ésta la antigua ‘Segunda Ciudad del Imperio’, porque la Necrópolis no tiene nada que envidiar al ambiente vertical de Edimburgo, donde se desarrollan la mayoría de los libros de Ian Rankin. Muchas de las veces que la he visitado, me he encontrado equipos de televisión grabando episodios de Taggart, un drama policial creado en los 80, que lleva ya 24 temporadas, y cuyo protagonista ha regresado del más allá unas cuantas veces (¡qué apropiado!).

La Necrópolis puede ser un lugar siniestro, con murciélagos, y viento, y tumbas silenciosas; o juguetón, creativo (no pocas veces me he encontrado a niños jugando al escondite, de merienda, o lectores ávidos); o testimonio de la historia de la ciudad. Y aunque estos diferentes aspectos pueden ser contradictorios, conviven conjuntamente.

Para saber más

• Web de la asociación de Amigos de la Necrópolis de Glasgow