Revisa en tu armario de la memoria y los encontrarás. Algo acampanados si son muy antiguos, de tiro alto o muy bajo, lavado oscuro o de colores, anchos o pitillo. Todos (o casi), en algún momento, hemos tenido unos Lois. Hoy la empresa propietaria de la mítica marca de vaqueros, Sáez Merino, ha anunciado su cierre.
Fue a mediados del siglo pasado cuando los hermanos Sáez Merino emprendieron en Valencia un negocio de confección de ropa de trabajo. En un país que salía de unos años difíciles, la industria textil resurgía con fuerza. Cataluña y Valencia siempre fueron centros neurálgicos de textil y calzado en Europa y ahora luchaban por reconquistar un terreno perdido. Pero había que innovar y correr riesgos así que decidieron producir denim y confeccionar los primeros vaqueros 'made in spain'. Así surgió Lois, con un toro por bandera.
Años después la marca competía en el duro mercado de los tejanos. Lois no sólo no tenía nada que envidiar a Levi's o a Lee, sino que la marca les llevó la delantera apostando por renovar el diseño de los jeans, unos pantalones que hasta entonces habían sido confeccionados con el diseño tradicional de cinco bolsillos y pernera recta. Lois acampanó sus vaqueros, alzó las cinturas, recortó las cazadoras y fue el cabecilla de la revolución tejanera. Y gritó todo esto a los cuatro vientos con Johan Cruyff, ABBA o Björn Borg como voceros. La modernidad, el deporte y las celebrities del momento se daban cita en las campañas de Lois.
La empresa avanzaba: se crean nuevas marcas como Caroche y Cimarrón, fabrican tejido para otras firmas y todo ello en España donde llegaron a tener ocho fábricas y cerca de 1.500 trabajadores. Al calor de esta revolución de los jeans surgen en los 80 marcas nuevas como Bonaventure, Chipie, Liberto o Charro, lo que incrementa la competencia. Lois se bandea, pero los tiempos cambian. El advenimiento, a principios de los años 90, de los grandes grupos de organización vertical (que diseñan, fabrican y distribuyen) abarató el producto de forma radical. Para ser competitivo hay que reducir márgenes. Y para reducir márgenes hay que fabricar fuera.
Deslocalizar la producción no es fácil. Puede que la empresa no sea rentable si se sigue fabricando en España, pero del imperio familiar dependen 1.500 personas. O cerrar el chiringo o volver a ser rentables. Los Sáez Merino intentan salvar parte de la empresa. Entre el 2004 y el 2006 se convoca un concurso de acreedores. Cierran fábricas, despiden a más de 600 personas, deslocalizan parte de la producción aunque mantienen la distribución y el diseño de la marca en España, pero ni así logran salvar los muebles. No hay dinero para pagar y hay que liquidar la empresa.
La deslocalización le ha comido la tostada a la empresa valenciana que paseó un toro en los culos de medio mundo. Los vaqueros Lois no son rentables para Sáez Merino, cuyo sistema, heredado de los viejos tiempos del textil español, no ha sido competitivo en estos momentos del 'made in China'. Pero sus pantalones se siguen vendiendo. Y reinventando. Sin ir más lejos Lois fue la marca que eligió a uno de los diseñadores españoles más atrevidos, Carlos Díez Díez, para sacar una colección conjunta. Ahora habrá que esperar a ver si alguien puede rentabilizar el nombre y compra la marca o si tienes en tu armario una reliquia.
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