El ex obispo paraguayo Fernando Lugo, que hoy visitó los últimos preparativos para su posesión, tomará la posta de un país que en las últimas seis décadas ha sido gobernado por un partido monolítico identificado con la corrupción y el clientelismo como instrumentos para mantenerse tanto tiempo en el poder."Una de las cosas muy interesantes será la ruptura de ese vínculo subterráneo entre el Partido y el Estado y quizá a partir de ahora podemos tener un funcionariado más honesto, más profesionalizado", dijo a Efe el analista Alfredo Boccia. La futura ministra de la Secretaría de la Función Pública, Lilian Soto, precisó que Paraguay, de más de seis millones de habitantes, tiene 215.000 funcionarios, de los cuales 42.000 ingresaron durante el mandato del presidente saliente, Nicanor Duarte (2003-2008). Los funcionarios "en su mayoría son colorados y están temerosos de perder privilegios y cargos. En muchas instituciones nunca hubo una mirada (auditoría) opositora", aseveró Boccia, al advertir que si Lugo "quiere hacer bien las cosas deberá destapar muchos casos de corrupción". t:00:39