After eating I sleep… la siesta

SEVILLA.-  Bajo el lema publicitario que sirve de titular a este post, la capital hispalense clama y proclama al turista que ya se puede dormir en Sevilla... ¡sin necesidad de pernoctar!

(EFE)

Sevilla, este lunes, ¡qué calor!

Por segundo año consecutivo, 'La siesta' repite como atractiva opción hotelera, dirigida al intrépido visitante que se deje caer por la ciudad en los meses de bochorno. Esta aguda estrategia de marketing provocará, sin duda, suspiros de alivio en más de uno, al saberse cobijado de las inclemencias del termómetro. Y es que la siesta en el sur de España se convierte durante el estío en una necesidad, más que en una alternativa. Como rezaba la letra de una famosa copla, Sevilla "es la ciudad de los sueños"… Ahora más que nunca.

A estas alturas, todo el mundo sabe, o ha oído hablar alguna vez, de los beneficios físicos y psíquicos de tan saludable práctica. La 'cabezadita' después de comer, que para nuestros abuelos era un punto inamovible en su 'planning' diario, es hoy un artículo de lujo, por el que, a veces, hay que pagar.

Desde el 1 de julio y hasta el 30 de septiembre, los más de 200 hoteles de Sevilla, acogidos a la original iniciativa, ofrecen, por un módico precio —entre los 60 y los 120 euros para hoteles de cinco estrellas y en torno a los 40 euros los de tres y cuatro estrellas—, el derecho a 'echarse una siestecita' en una de sus confortables estancias. El precio incluye además, el disfrute de aquellos servicios complementarios de los que disponga el hotel (piscina, spa, minibar…).

Acceder a una de estas reservas es bien fácil: puede hacerse a través de Internet (en esta página web), directamente en el mismo hotel o incluso —y ésta es otra de las originalidades— desde el restaurante donde nos encontremos saboreando las delicias de la cocina sevillana. Esta ventaja de poder decidir 'en el momento' el hacer la digestión de pie o tumbados, hace aún más atractiva la oferta. Tan sólo el año pasado los establecimientos adscritos al programa registraron unas 50 ocupaciones diarias.

dayangchi's (Flickr)

Como el lector podrá deducir, esta alternativa turística está pensada sobre todo para el turista 'de paso' por Sevilla, así como para empresarios que pasan uno o varios días en nuestra ciudad por motivos laborales o de ocio. En esas horas en las que el sol aprieta y en las calles casi se alcanzan a oír las chicharras, esta iniciativa rescata al turista del sopor post-digestivo, lo mima y lo prepara para, tras unas horas de merecido descanso, lanzarlo a la incombustible noche sevillana.

Pero aún hay más: a tan singular estrategia, impulsada por las Asociaciones de Hoteles y Hostelería de Sevilla (AHS), se ha sumado este año la Federación Provincial de Comercios de la ciudad. Ahora en Sevilla puedes salir de compras hasta las 21.00 hr., ya que los comercios han adaptado sus horarios para respetar el loado descanso de la hora sexta.

La siesta, extendida hoy por casi toda Europa —con más o menos adeptos— ha conquistado tierras americanas, siguiendo la ruta del gazpacho y del aceite de oliva, ilustres predecesores de la consigna andaluza y mediterránea allende los mares. Allí la conocen como 'Power Nap' (la siesta del poder) y son numerosos los autores que han escrito libros alabando sus beneficiosos efectos. Entre 20 y 30 minutos es lo recomendable —dicen los entendidos— y justo es reseñar, a modo de anécdota, que este 'kit kat andaluz' ha sido el responsable de la reducción de accidentes laborales en una conocida empresa metalúrgica americana.

Albert Einstein, y Winston Churchill, entre otros, han pasado también a la historia como grandes defensores y practicantes de tan arraigada costumbre sureña, que según Einstein, es recomendable "para refrescar la mente y ser más creativo". Entre los más ilustres del panorama nacional, el Nobel Camilo José Cela otorgaba a la siesta un nuevo lugar entre los adeptos a la práctica del ejercicio/meditación, al afirmar que "la siesta es el yoga ibérico". Sea como fuere, cada vez son más los que se apuntan al 'descanso mediterráneo', aquí o en Pekín, por lo que la siesta, mucho más que un mero producto de marketing, se ha convertido en un elemento globalizador que aúna países y culturas. ¿Quién sabe? …Quizás la paz en el mundo comience por aunar nuestros ritmos biológicos.