Hablábamos en el post anterior de las normas que tiene que cumplir un visitante durante las Olimpiadas. Pues bien, si alguien realmente va a desafiar el papeleo en los consulados chinos y plantarse en Pekín, he aquí una herramienta muy útil (y gratuita, que es lo mejor) para navegar por la capital olímpica: la ‘Guía de Pekín 2008’, que acaba de publicar el Instituto Cervantes de Pekín coincidiendo con el hecho de que cumple dos años enseñando español a los chinos.
Una guía gratuita para hispanohablantes.
Como cuentan desde esta institución, la guía recoge los datos indispensables para disfrutar de la estancia en "la mítica Cambaluc de Marco Polo". Y viene bien que saquen esa denominación tan evocadora del cajón de la Historia, porque al menos el que escribe este blog la desconocía.
La palabra viene a ser un derivado de 'Khan-Baliq', que en mongol significa 'la ciudad del khan', es decir, del emperador. Data pues, de principios del siglo XIII, cuando el fundador de la dinastía mongol de los Yuan, el mítico Kublai Khan, la eligió como el cuartel general desde el que expandir su control hacia toda China y más allá.
Al parecer, a día de hoy esta forma de denominar a Pekín sigue vigente entre los mongoles y otras gentes de Asia del norte. El nombre de Pekín (o Beijing, según la transcripción que hace el pinyin, el sistema de latinización de los caracteres chinos) es más reciente, y es el que se encontraron los jesuitas que llegaron a evangelizar a los chinos en el siglo XVI.
Bei (北) en chino significa norte y Jing (京), en cambio, corte o capital. Por tanto, Beijing (北京) o Pekín es la capital del Norte, en contraposición a Nanjing (南京) o Nankín, qu viene a ser la capital del Sur, puesto que también sirvió de hogar para los emperadores o gobiernos republicanos durante periodos intermitentes.
Lo curioso del caso es que aquella Cambaluc que Marco Polo y sus hermanos vieron en 1266, cuando visitaron la corte del Gran Khan, no ocupaba exactamente el centro del Pekín de hoy. Se extendía, más bien, al norte del segundo anillo de la ciudad actual, y llegaba hasta el tercer y cuarto anillo, según los historiadores, que es exactamente (esta vez según mis cálculos, nada científicos) donde hoy se levantan el Nido de Pájaro y la Villa Olímpica.
En la zona quedan algunos remanentes de la muralla de barro construida por los Yuan, cuyo palacio imperial se situaba en el actual parque Beihai, próximo a la Colina del Carbón.
Volviendo a lo que hoy nos ocupa, la guía del Cervantes incluye consejos y direcciones para visitar esta zona, así como los principales templos y edificios de Pekín, además de las secciones sobre compras, galerías de arte y hasta una guía de la nueva arquitectura moderna. Pero quizá lo más jugoso es su extensa lista de restaurantes, que se ‘come’ más de un 20% del librito y donde se recomienda, por ejemplo, el "caldero mongol", otro remanente de la mítica Cambaluc.
La guía, acompañada de un mapa muy práctico, se va a distribuir en distintos puntos de Pekín a los visitantes hispanohablantes. Pero como Kublai Khan hace tiempo que nos dejó y las de Pekín, en pleno siglo XXI, han sido bautizadas entre otras cosas como "las Olimpiadas más tecnológicas de la Historia", se recomienda acudir a la web y descargársela en PDF.
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Martín Xiaobao es el nombre de guerra de un reportero fascinado por China, sus gentes, idioma, cultura y su gastronomía. Con sus palillos, y desde la trinchera de un 'hutong' pekinés, seleccionará lo más apetitoso de cuanto acontezca en la capital olímpica alrededor del 8 de agosto de 2008, el carismático momento elegido por Pekín para mostrarse al mundo.
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