Mucho ojo, que hasta para ser público olímpico hay que saber cómo. Nos lo dice hoy el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, que con tan largo nombre se hace llamar de forma más práctica por sus siglas en inglés. El BOCOG, por tanto, acaba de publicar en forma de manual las 26 normas y prohibiciones que afectan a los espectadores de las pruebas y cuyo objetivo es mantener "un ambiente ordenado, civilizado y pacífico en los recintos deportivos".
Ni qué decir tiene que las pistolas, la munición, las ballestas, las dagas, los objetos inflamables, corrosivos o radiactivos y cualquier otro artilugio que pueda servir como arma están automática y absolutamente prohibidos. Pero, junto a éstos, el manual incluye otros que, aunque a usted no le parezcan peligrosos a primera vista, también deben quedar fuera de los recintos deportivos.
Nada de 'streakers' en Pekín.
Por ejemplo: mecheros, cuchillos, bebidas, comida, instrumentos musicales, silbatos o bocinas (un profundo pésame solidario desde aquí para todos los Manolos y sus bombos), vasos de cristal, paraguas 'largos', patines y patinetes, bates, walkie-talkies, maquinaria láser, altavoces o radios. Banderas sí. Se pueden meter en los estadios, pero no todas: sólo las que no sean de más de dos metros de largo y cuyo palo no supere el metro.
Pasamos a las normativas. "Está estrictamente prohibido hostigar a los árbitros, atletas u otro personal". "No será tolerada ningún tipo de apuesta". Y, cómo no, no se pueden llevar a cabo "manifestaciones, concentraciones, sentadas o cualquier tipo de protesta". Eso incluye lo de saltar al terreno de juego a correr como un energúmeno en pelota picada, con o sin algo que reivindicar. Práctica conocida como streaking y popularizada por este señor.
Tampoco se puede fumar, pasarse con los flashes de la cámara de fotos, tapar la vista a otros espectadores con sombrillas o paraguas, desplegar pancartas o repartir panfletos con consignas religiosas, políticas o militares, incluidos los relacionados con los derechos humanos o el medio ambiente.
Además, se pide no hacer publicidad comercial con camisetas, logotipos o imágenes, no vaya a ser que un espabilado le robe el protagonismo a alguna de esas multinacionales que ya han pagado cantidades millonarias para salir en primera fila.
Pero, antes de que nos llevemos las manos a la cabeza, la gente del BOCOG nos avisa desde la cabecera de su nota de prensa que las nuevas normas siguen a rajatabla los requisitos exigidos por el Comité Olímpico Internacional y que son práctica común de pasadas Olimpiadas. Se les podrá acusar de aburridos, pero al menos aquí no vale eso de que los chinos están mandando callar a todo hijo de vecino.
Aunque la batería de normas que se han publicado hoy sólo afectan al interior de los recintos deportivos, hace ya mes y medio que se anunció otro reglamento para visitantes extranjeros en Pekín. Entonces se amenazaba con llevar al calabozo a quienes quieran causar alboroto en general, sean activistas o borrachos. Nos avisaban a los extranjeros, asimismo, de que tampoco estará permitido pernoctar al aire libre.
Todo ello, claro está, si los dichosos visitantes acaban llegando, porque lograr el visado de turista para ir a Pekín se ha convertido en una auténtica carrera de obstáculos.
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Martín Xiaobao es el nombre de guerra de un reportero fascinado por China, sus gentes, idioma, cultura y su gastronomía. Con sus palillos, y desde la trinchera de un 'hutong' pekinés, seleccionará lo más apetitoso de cuanto acontezca en la capital olímpica alrededor del 8 de agosto de 2008, el carismático momento elegido por Pekín para mostrarse al mundo.
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