No sabemos si los países que acostumbran a ganar títulos sienten así. Es una realidad que nos queda bien lejos. Alemania, por ejemplo, es un equipo que ha alzado tres Mundiales y tres Eurocopas. Mientras, los españoles andábamos ocupados buscando excusas o tratando de canalizar nuestra frustración a través del ciclismo, el baloncesto, los coches o las motos. Ahora ha llegado nuestro turno y la emoción se desborda por todas las rendijas del país. España ha cuajado un torneo absoluto, bordado, preciso. Han sido un ejemplo dentro y fuera del campo, y, ¿quién de los aficionados no se ha sentido implicado?
Cesc levanta el trofeo.
Ni siquiera en sus ensoñaciones más elevadas, muchos hubieran concebido un torneo con tan pocas fallas como el que han protagonizado los hombres de Aragonés. Todos los jugadores han participado en el triunfo (excepto Palop, todos han disputado algunos minutos). El equipo no ha perdido ni un solo partido. El 'pichichi' es español y se llama Villa. La selección ha sido la más goleadora y sólo ha concedido tres tantos. Y el juego de España ha dejado con la boca abierta a todos los buenos aficionados al fútbol.
Además, se trata de un equipo con un carisma especial. Iniesta nunca hará anuncios de calzoncillos. Una compañía de cosméticos nunca pondrá el nombre de Marchena a una nueva línea de productos. Pero da igual. El conjunto ha hecho fuerte a la selección. Se trata de un puñado de jugadores con la cabeza en su sitio, 'buenrollista', humilde (si esta palabra tiene cabida en el mundo del fútbol es ahora). La labor directiva, técnica y psicológica de Luis Aragonés es digna de figurar en los anaqueles de las librerías, en la sección de "gestión", "liderazgo", y otras materias propias de señores encorbatados, que en esta Eurocopa han sido sabiamente suplantados por un hombre en chándal.
En lo futbolístico, el equipo español ha sido capaz de sobreponerse a toda clase de obstáculos, saltar por encima de ellos con la elegancia de un caballo jerezano. Que si ha habido que untar mantequilla sobre tostadas, como en el primer partido ante Rusia, ahí estaban los hombres de Luis. Que si había que remar contracorriente, como ante Suecia, ahí seguían los mismos. Que si los menos habituales (eufemismo de suplentes) debían arremangarse, lo hacían de buena gana. ¿Y contra Italia? España supo imponerse en un partido feo, hacer saltar los cerrojos italianos a través del control y la posesión de la pelota. En el partido de Rusia, los de Aragonés dieron un recital en la segunda parte digno de figurar en los mejores archivos sobre el ejercicio del fútbol. Y, por último, Alemania. En el partido definitivo, la entereza, la disciplina y la solidez de los germanos se hicieron pequeños a manos de un grupo que nunca renunció a llevar la iniciativa y el peso del partido. Ni se arrugaron ni se escondieron, haciendo frente con madurez a un partido tosco.
También hay un detalle que ilustra el carácter de este equipo: el modo en que los jugadores que habían sido cuestionados se resarcieron con la pelota en los pies. Por ejemplo, se señaló a la pareja de centrales como el eslabón más débil de la maquinaria española. En el partido ante Italia, su gran prueba de fuego, tanto Puyol como Marchena hicieron un partido perfecto, y alcanzaron un notable nivel del que ya no se desprendieron en todo el torneo. Otro jugador cuestionado fue Sergio Ramos, que se rehizo tras un inicio de Eurocopa dubitativo. Muchas páginas de los diarios también se llenaron con debates sobre la compatibilidad de Cesc Fàbregas con el estilo de juego de la selección. El de Arenys de Mar borró todo atisbo de duda de un solo plumazo tras su partido sensacional ante Rusia. Incluso cuando las dudas sobrevolaban las figuras de Iniesta o de Torres, estos apelaron al buen juego para acabar con las dudas.
Tras un torneo ejemplar, y tras mucho tiempo a la deriva, Luis Aragonés y sus jugadores han llenado de contenido el fútbol español. Han impuesto la coherencia de un estilo y han llevado su apuesta hasta la última consecuencia: la consecución de la segunda Eurocopa para España. Es una generación de ensueño que ha encontrado el camino de un horizonte futbolístico abriéndose para el país.
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Vamos a seguir la Eurocopa, hasta el final, aunque España caiga en... (palabra innombrable). Pretendemos que te diviertas, sin dramatismos, y, sobre todo, que participes. Aunque no lo parezca, también nos gusta el fútbol.
bacanisimo que haya ganado la madre patria; vi a los españoles psicologicamente bien que es lo que siempre les ha faltado. +
han demostrado superioridad ante todos y ojala que dure hasta llegar al mundial 2010, porque ya es hora de que España empiece a obtener los títulos que se merece. +
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