CEBÚ (FILIPINAS).- Aquí el tiempo fluye con otro ritmo, el pasado se funde con el presente y desde luego nada es lo que parece. A pesar de la confusión inicial, uno le va encontrando sentido al caos y lo que en un principio parece salido de una película de Fellini al cabo de un tiempo, por la rutina y cotidianidad, se vuelve mas parecido al escenario de cualquier obra de De Sica.
Peluquería en el centro de Cebú.
Al contrario de Manila, donde las clases altas, protegidas por un armamento de seguridad privada, viven separadas de las menos pudientes, en Cebú uno puede caminar por las calles y encontrar de repente en medio de cientos de chabolas una mansión de super lujo, con su piscina y jardín al estilo inglés, solamente custodiada por un guardia medio dormido, probablemente con resaca o puesto de marihuana.
Lo mismo ocurre con las tiendas o pequeños negocios familiares. Al lado de las grandes superficies comerciales, donde uno prácticamente puede encontrar cualquier producto típico de un país occidental y con precios occidentales, te puedes topar con calles enteras llenas de garajes reconvertidos en todo tipo de negocios.
Si lo que buscas es estar a la moda y seguir llegando a fin de mes, por qué no optar por unas Converse o Vans (made in China) al módico precio de 4 euros o un bolso Jimmy Choo (made in Korea) por diez. Creedme, después de observarlos, tocarlos y olerlos, por al menos media hora, no pude encontrar ninguna diferencia entre estos y los de verdad que puedes encontrar en cualquier tienda en Madrid o Londres.
Si tenemos en cuenta que la clase media en Filipinas vive con menos de 200 euros al mes y que todo el mundo se tiene que vestir, no es sorprendente encontrarte con oficinistas o prostitutas, envueltas en Dolce Gabana o Prada recién salidas de un salón de belleza que prácticamente se podrían confundir con cualquier hortera en una terraza de la Castellana en una noche de verano.
Pero bueno, si lo que quieres es estar guapa o guapo en todo momento y no te puedes permitir una peluquería con decoración minimalista, no te preocupes, en cualquier calle existen decenas establecimientos donde por nada más que 50 céntimos de euro puedes salir creyéndote la Moss o George Clooney. Aunque si te preocupa la higiene y la limpieza, búscate un espejo y haz como yo, aprende a cortártelo tu solito.
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