SAN SEBASTIÁN.- En septiembre, el Festival de cine; en julio, el de jazz; en agosto, su semana grande; y para todo el año, su gastronomía. Y además, cuando hay temporal, uno no se puede perder las espectaculares olas que bañan el paseo marítimo de la ciudad. Pero si sólo tienes 48 horas, y no coincides con ninguno de estos acontecimientos, hay muchas otras cosas que ver. Aquí tienes las mejores pistas para ver San Sebastián en 48 horas.
El Kursaal es una de las vistas desde el Hotel Parma.
Para aquellos que prefieran el ambiente urbano, uno los mejores sitios para alojarse es el Hotel Parma, situado en el estuario del río Urumea y con vistas al Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal. Además, está muy próximo al Hotel María Cristina, un lugar idóneo para tomarse un desayuno de lujo. Aunque sea un poco caro, merece la pena darse un homenaje allí.
Los que prefieran el campo, tienen en el Monte Igeldo el agroturismo Maddiola.Con espectaculares vistas al mar y a la montaña, además de un spa, tiene un precio muy asequible. Además, muy cerca del lugar está la Sidreria Olasagasti. Imprescindible por sus pimientos, tortilla de bacalao, chuletón, queso con nueces y sidra. Todo ello a un precio muy razonable.
Ir de pintxos por San Sebastián es un rito ineludible y la mejor alternativa a la hora de la comida. El vía crucis de bar en bar debe comenzar sobre la una de la tarde porque cuanto más lo prolonguemos nos arriesgamos a que algún bar pueda estar cerrado. La clave está en contenerse para poder llegar hasta el final del tour: no tomar más de un pintxo por local aunque el cuerpo te pida comerlos todos.
En la parte vieja, la primera parada es el Txepetxa, paraiso de la antxoa. En el Gambara no te puedes perder la fuente de hongos a la plancha con yema de huevo, y en el Tamboril, el pimiento relleno de bacalao. Tras estas tres paradas lo siguiente es encaminarse hacia el barrio de Gros para terminar el recorrido en el Bar Bergara. Abierto todo el día es el mejor lugar para comer hasta quedarse sin apetito. La txalupa, el udaberri, las delicias de pato al calvados, la bieira gratinada, los txopitos... Y también puedes pedir unos descomunales bocadillos con los más variados ingredientes y que verás a muchas familias compartir en las largas mesas. Tiene además una muy buena bodega y una amabilidad que conquista al parroquiano.
Desde el Peine del Viento hasta la playa de la Zurriola o viceversa. Disfruta de todo lo que este recorrido te ofrece: la playa de Ondarreta, la bahía de La Concha, la edificaciones que las bordean, el Palacio de Miramar, el Hotel Londrés, los jardines del Alderdi-Eder, el emblemático edificio del Ayuntamiento... Y al llegar al Bulevar, parada obligada en el mercado de la Bretxa. Allí podrás comprar todo tipo de alimentos frescos pero sobre todo, el pescado. La pescadería es todo un espectáculo. Como curiosidad, se llama así porque la artillería anglo-portuguesa en el asedio de 1813 abrió un boquete en el edificio que formaba parte de la primitiva muralla
La plaza de la Constitución era antiguamente coso taurino.
Al llegar al puente de María Cristina antes de dirigirte al Kursaal y a la playa de la Zurriola, no dejes de recorrer el paseo marítimo (Paseo Nuevo) que bordea el monte Urgull. A través de él llegarás al Aquarium y al Puerto. Una vez allí, adéntrate en el casco antiguo que los donostiarras llaman 'la Parte Vieja'.
Callejea un rato, y no pares hasta que encuentres la porticada Plaza de la Constitución, una auténtica joya neoclásica. Observarás que los balcones están numerados porque antiguamente la plaza servía como coso taurino. También verás muchas iglesias, como la de San Vicente, uno de los edificios más antiguos y emblemáticos de la ciudad. En su fachada está expuesta una de las 27 maquetas que Oteiza hizo de La Piedad.
Lo ideal es hacer este recorrido sobre dos ruedas. Y de hecho, la red de 'bidegorris' (carriles-bici), que trascurre por los principales ejes de la ciudad, permite hacerlo sin problemas. Además, en diferentes puntos de la ciudad hay locales que alquilan bicicletas e incluso, organizan recorridos.
No dejes de fotografiar 'El peine del viento'.
Aunque es complicado elegir porque todo en San Sebastián es digno de recordar, a donde no puedes ir sin cámara es al Peine del Vientos de Chillida. Esta triple escultura, al final del paseo marítimo de Ondarreta, está en un paraje espectacular con una preciosa vista hacia el infinito. Pero aún hay más, porque el conjunto se completa con unos orificios situados en el suelo por los que al romper las olas sientes como sale todo el aire hacia arriba llegando incluso a salir agua de mar pulverizada. Con la ropa adecuada, el lugar es perfecto para evocar la famosa escena de Marilyn Monroe con el vestido blanco en 'La comezón del séptimo'.
Si puedes visitar la ciudad en coche, estás de suerte. El restaurante Mugaritz, a las afueras de la ciudad, es uno de los mejores sitios para darse un homenaje. Su foie fresco en salsa de algas es inolvidable y el sitio en el que está situado, indescriptible. Además, cuenta con una atención inmejorable. Eso sí, el precio es caro, muy caro.
Y si el bolsillo no te llega para tanto, o no has ido en vehículo propio, puedes optar por el Restaurante Urola en la parte vieja de la ciudad. Un consejo, resérvate para el postre.
El Altxerri Bar-Jazz, ubicado en los bajos de la galería de arte Altxerri cerca del mercado de la Bretxa, debe ser parada obligatoria. Igual que el teatro Victoria Eugenia, en los jardines de Okendo. Tras su remodelación, el teatro ha abierto un moderno local de copas enfrente del Hotel María Cristina.
Y si todavía quieres marcha, la vida nocturna de la ciudad te ofrece muchas posibilidades. Existen tres puntos claves: la parte vieja, las discotecas de la Bahía de la Concha y los locales situados junto a la plaza de toros de Illumbe. También, alrededor de la calle Reyes Católicos, junto a la catedral del Buen Pastor, han surgido locales de ambientes diversos, en lo que puede constituir el germen de una nueva zona de ocio nocturno para la ciudad.
San Sebastián da para mucho más que para un fin de semana porque también merecen la pena sus alrededores. La próxima vez que lo visites, aprovecha para ir a Zarautz, Getaria, Orio... a 75 km el museo Guggehheim de Bilbao, y a sólo18 km, Francia.
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