Esta semana, la película diseccionada por el dúo Volpini&Etxea es 'Proyecto Dos', de Guillermo Fernández Croizard, una ambiciosa película de género protagonizada por Adriá Collado y Lucía Jiménez.
El nuestro es un país, cuando menos, curioso. Por ejemplo, la condena que se le pide a Severo Moto. Con cómplices en Cataluña. Ahí hay una película. Un cargamento destinado a Guinea. Dos fusiles, una pistola y diversos cartuchos. Nada menos. Para armar a un ejército. O sea, ya, la revolución. Si, en el coche intervenido, se hubiese hallado, además, una palanca, la lógica conclusión es que Severo Moto se proponía desestabilizar el mundo. Otro genio del mal, Severo Moto. En vez de cinco a diez años, la cadena perpetua, con una citación a Arquímedes como autor intelectual. Tiembla uno de pensar qué hubiera sucedido si en vez de ser la pistola de verdad hubiese sido una pistola de agua. Qué conclusión podía haberse derivado de ello.
¿A qué buscarle lógica a las cosas? Eso debió de pensar Guillermo Groizard -que iba para serio, no sé, para Ingmar Bergman- cuando, en sus propias palabras, un día se cruzó con Diego Durand: que el cine "de género" lo que tiene, además de resultar muy rentable, es que es innecesario no ya mostrar: explicar siquiera por qué pasan las cosas. Son de "cine de género". Diego Durand es un científico, felizmente casado y con un hijo. Está a punto de culminar un experimento del que sólo él tiene las claves. Por un tiempo, sabe algo que nadie más conoce –éste es, según su director, el motor de la película-. Pero a Diego Durand le pasan cosas raras. Se le va cabeza. Tiene recuerdos que no pueden ser suyos. Un día ve en la televisión un accidente mortal. A partir de ese instante, en el momento exacto, sintonizado el bar con el programa justo, todo es delirio.
No se muestra (y tampoco se explica) cómo viajan ropa y bolígrafos de España a Buenos Aires (o al revés); no se dice por qué es tan importante el secreto que se le oculta a Durand; no se cuenta cómo y por qué un ángel de la guardia. Inconsistente trama, diálogos temibles, algún que otro personaje paródico y un juego con la cámara espasmódico que casa con la historia. La lógica borrosa debe de pensarse alguien que se refiere a eso.
Érase una vez un tal Diego Durand, casado con Susan, 40 años… Lector, no te alteres, sigue adelante con estas líneas. No, no voy a destripar el argumento y menos en una de misterio. Por dos razones.
Una obvia: ese no es mi oficio y sería criticado por quienes quieren ir vírgenes al cine. Cuando pierden su inocencia, este tipo de espectadores prefieren no ver la película en cuestión. La otra razón podría tener el efecto contrario. Con resumir la sinopsis que facilita la distribuidora de "Proyecto Dos" acudirían a las salas muchos que luego se llevarían una decepción. Tampoco quiero eso. Además, tal delación me llevaría a dejar de ser único-o casi- en el secreto del primer largometraje de ficción de Guillermo Fernández Groizard. De eso trata esta coproducción europea con firma española: descubrir que nuestra vida tiene dobles, otras miradas idénticas, que no somos tan únicos como creíamos. ¿Suena interesante, verdad?
Pues, lo siento, pero no, porque el director, que fue ayudante de Imanol Uribe en "El Rey Pasmado, se hace un lío con el guión. Lo comparte con Nacho Cabana, Chus Vallejo, Marga Varea y Manolo Valdivia. Quizá el exceso de guionistas actúe en contra del desarrollo y realización de la historia. El envase –aparente, sólo aparente- es de laboratorio científico. "Proyecto Dos" quiere ser también de espías, y un melodrama. Y hasta de chica que se le mete en la cama al protagonista. Obviamente estoy dando pistas falsas. Y que más pista falsa que las miguitas de pan que te va echando la televisión para que sigas el camino equivocado. Mucho me temo que esta película pase de puntillas por la cartelera y no sólo por los problemas ya endémicos del cine español.
Lo siento por Adriá Collado y Lucía Jiménez. Ambos han demostrado que bien dirigidos pueden ser buenos actores. Si alguien quiere ver "Proyecto Dos" que no deje de hacerlo por mi comentario. Si disfruta y no se aburre, estoy dispuesto a desdecirme.
*Federico Volpini y Dr. Etxea son nuestros críticos de cine.
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