Miles de fieles, muchos de ellos hispanos, aguardaron hoy cantando y emocionados el fin de la misa oficiada por Benedicto XVI en la catedral de San Patricio, la primera nunca celebrada por un papa en un templo considerado como el símbolo de la Iglesia Católica en Estados Unidos. Con guitarras y entonando canciones religiosas, ondeando banderas de diferentes países, muchas de ellas de México y Colombia, y con pancartas, muchos católicos esperaron durante horas la salida del "papamóvil" para ver unos segundos y de lejos a Benedicto XVI, que ofició una misa para el clero estadounidense en ese templo.