Bares con historia

BUENOS AIRES (ARGENTINA).-  Miro la lluvia caer incesante a través de las ventanas de un antiguo y hermoso bar. Hace varios días que no deja de llorar el cielo de Buenos Aires. Acá cuando llueve, hay que encerrarse en un bar a mirar. Así nacen los tangos, las canciones, las historias sobre los porteños y todo lo que se pueda inventar sobre esta ciudad. Si uno observa con detenimiento, no ve a la ciudad sino su alma.

leo.prie.to flickr

En el London City Cortázar escribió 'Los Premios'.

Con esto no quiero decir que los bares sólo sirvan para los días de lluvia. Estar o vivir en Buenos Aires es también perder un amor en el viejo Tortoni (Av. de Mayo 825/829), reírse hasta altas horas de la madrugada en La Orquídea (Av. Corrientes y Acuña de Figueroa), insultar a tu equipo de fútbol contrario en el Británico (Defensa y Brasil), dibujar palabras como Borges en La Biela (Quintana 600), tomar un chocolate con churros en La Giralda (Av. Corrientes 1453), oír interminablemente a una tía en Las Violetas (Av. Rivadavia y Medrano), hacer esquina y barrio en Varela Varelita (Av. Scalabrini Ortiz y Paraguay), soñar y discutir cómo cambiar el mundo en La Academia (Av. Callao y Corrientes), jugar un billar con amigos en el 36 billares (Av. de Mayo 1265), y claro, escuchar un tango en el 12 de Octubre (Bulnes 331) o en el Sur (Estados Unidos 299).

Así, los bares forman parte de nuestro patrimonio. De lo que somos en forma intangible y etérea, y lo que somos en carne y hueso, en piedra e historia. Por esto, se creó en 1998 la Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables de la Ciudad, y la Ley Nº 35. La misma establece a un grupo de bares como Notables, a partir de diversos factores: su antigüedad y permanencia, su arquitectura de interés, el hecho de que en ellos hayan ocurrido situaciones de valor cultural, la concurrencia de personajes destacados, o que sean un referente barrial o zonal. Los bares notables fueron primero 39, y luego se nombraron otros 20.

El más antiguo de todos en actividad es el Tortoni, fundado en 1858 por un francés de apellido Touan, quien lo nombró así en honor al célebre Café Tortoni parisino. Primero estuvo ubicado en un local de Esmeralda y Rivadavia, y luego, una vez inaugurada la Av. de Mayo, se mudó a su actual local de Av. de Mayo 825/829. El mismo tiene una hermosa marquesina de hierro y vidrio en la planta baja, que ocupa todo el ancho del edificio. El interior está formado por un gran salón y tres salas más pequeñas que dan sobre la avenida Rivadavia. En el primer piso funciona actualmente la Academia Nacional del Tango. En subsuelo funciona la Bodega, lugar dedicado a conciertos, espectáculos y presentaciones. Sus especialidades son la leche merengada, el chocolate con churros y la cerveza y sidra tiradas. Visitaron y habitaron el bar prestigiosas figuras como Alfonsina Storni, Carlos Gardel, Luigi Pirandello, Xul Solar y Federico García Lorca, entre otros.

Así como el Tortoni fue ambiente y espacio del 'chamuyo', otros bares fueron musa y hogar de prestigiosos escritores. En la London City (Av. Mayo 590), Julio Cortázar escribió 'Los Premios'; en el Británico, Ernesto Sábato imaginó el amor de Martín y Alejandra de 'Sobre Héroes y Tumbas'; en La Biela, Jorge Luis Borges ensayaba sus poemas, y, como nadie, Enrique Santos Discépolo definió a nuestros bares en 'Cafetín de Buenos Aires': "Como una escuela de todas las cosas / ya de muchacho me diste entre asombros: el cigarrillo, la fe en mis sueños y una esperanza de amor".

Luego del recorrido, sigo observando desde el bar. Tres o cuatro gotas, como diría Cortázar, se suicidan lentas en el borde de la ventana. Algunos oficinistas, estudiantes y obreros corren para protegerse de la lluvia. Sólo dos chicos caminan despacio, jugando y levantando cartones. Arrastran un enorme y pesado carro como si fuese su casa. No les preocupa el agua, ni los bares ni la historia, tienen otras irresolubles urgencias por delante.