HELSINKI (FINLANDIA).- Los fineses tienen fama de cafeteros. En Helsinki se puede encontrar café casi en cualquier parte, incluyendo quioscos y supermercados. En estos casos se sirve en el típico vaso de cartón con tapa de plástico ‘para llevar’. El café en Finlandia es una de las bebidas nacionales, teniendo como principal característica su mala calidad. El café que se bebe en Suomi es básicamente agua.
Sólo hay tres bares en la zona centro donde se puede fumar.
Hasta el mismo grano de café que usan es un tipo de grano que a un español o a un italiano le sonará (y le sabrá) a rayos. Es más grueso que el típico grano que se usa para el expreso en el sur de Europa, y su calidad es pésima. Hasta ellos mismos reconocen que es realmente malo. Y es que la forma de servirlo, si lo quieres con leche, es llenar el vaso y después echar una gota de leche, pues ésta será suficiente para clarear el vaso entero. Otras de las cosas irritantes es que en este país no conocen la leche caliente. Un café casi hirviendo, como le gusta beberlo a mucha gente, es casi imposible de encontrar.
Ahora bien, como buenos miembros de la globalización, en los últimos diez años los fineses se han apuntado a la moda del espresso, del latte y del capuccino, incluso aunque estos cafés doblen o tripliquen el precio del típico kahvi (que es la palabra para café en finés). Pero en muchos sitios siguen sin tener la cafetera para ese tipo de café de calidad, así que si quieres beberte uno tienes que conformarse con agua teñida…
Y esto nos lleva a los bares de Helsinki. La mayoría de las cafeterías están en buenos locales, bien diseñados y acondicionados. Pasada la crisis de principios de los 90 –cuando la URSS se desplomó y con ella medio sistema económico de Finlandia, debido al intenso comercio entre ambos países-, los fineses se han lanzado de nuevo a comer fuera, a tomar cafés, a alternar, en un país en el que parece que sólo con dos copas de más la gente es más propensa a socializarse.
Aquí, un bar cutre y 'de barrio' es la excepción, porque hasta el local más pobre tiene algo que lo hace especial.
Y sus bares son buen reflejo del despegue finés de los últimos diez años. Mucho diseño nórdico (¿Ikea?), mucho sofá y mucha silla confortable. Bares, en definitiva, que en España ni soñamos. Aquí, un bar cutre y 'de barrio' es la excepción, porque hasta el local más pobre tiene algo que lo hace especial. La mayoría de ellos, en uno de los países de mayor penetración tecnológica, tienen asimismo su propia página web.
Y de los bares, al tabaco en ellos. Hace dos años, cualquier bar se asemejaba al concepto tradicional de cafetería, con la característica principal de un aire contaminado por el humo de los fumadores. Pero modernidad y buenos usos mandan por lo que Finlandia también aprobó su ley antitabaco, hará un año en verano. Aunque existe un periodo de transición, la mayoría de los bares la ha adoptado ya.
Lógicamente aquí se han tomado la ley muy en serio, no cómo la que se aprobó en España. Y de ahí que en Finlandia hoy por hoy se encuentre mucho reservado para fumadores. Pero éstos no son una parte del bar: son habitaciones, generalmente pequeñas –hablamos de entre 10 y 15 metros cuadrados-, que pueden resultar realmente desoladoras, auténticas celdas. La otra alternativa, sin más miramientos, es salir al aire libre. Además, para controlar la afluencia a dichos reservados y para que la visita sea rápida, no se permite la entrada con la bebida. O se bebe o se fuma, pero no ambas cosas a la vez.
La sociedad finesa ha asumido la ley antitabaco disciplinadamente y parece que la norma es tan vieja como el propio hábito de fumar.
Por supuesto, la sociedad ha asumido la ley -como se asumen aquí todas las reglas- disciplinadamente y parece que la norma es tan vieja como el propio hábito de fumar.
Volviendo al periodo de transición que marca la ley, quien esto escribe sólo conoce tres bares en toda la zona centro, tres, que permiten fumar: Rafla, en Uudenmaankatu 9, Mr. Don, en Runeberginkatu 28 y Baker’s, en Mannerheimintie 12. Es en esos tres bares donde los fumadores de Helsinki encuentran su lugar para tomar tranquilamente un café o una copa acompañados de un cigarrillo, lo que provoca que sea difícil encontrar mesa en ellos.
Todo ello a la espera de que el periodo de transición termine definitivamente y de que los empresarios hosteleros decidan entre construir un habitáculo para fumar o no, obligando a la clientela a salir al exterior. No olvidemos que estamos en uno de los países más fríos del mundo, aunque este invierno no haya sido especialmente duro (aquí todo el mundo da por hecho el cambio climático y se sorprenden de las teorías que lo niegan.) De todos modos salir a la calle a fumar con -10 o -20 grados (-30 o -40 en el norte) no debe ser del todo agradable.
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Como soy muy raro, tampoco veo por que hay que fumar en los bares. No de Helsinki, sino en los de Madrid +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Los que vivimos o visitamos Madrid pasamos muy a menudo por lugares que, hace ya varias décadas, marcaron la historia del país. Lo hacemos casi sin darnos cuenta. Quedar con alguien en la Puerta del Sol sin ser conscientes que en ese mismo lugar un presidente del Gobierno fue asesinado. O pararnos en un semáforo en la Plaza de la Independencia, lugar donde el coche de otro presidente fue tiroteado. ¿Quieres saber más de los magnicidios que tuvieron lugar en Madrid?
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