Un volcán más para Costa Rica

SAN JOSÉ (COSTA RICA).-  Para los costarricenses no resulta del todo extraño escuchar que se descubren nuevas especies de plantas, insectos e incluso reptiles o anfibios de vez en cuando. No es tampoco extraño escuchar de cataratas escondidas, cavernas o hasta una que otra playa perdida. Pero definitivamente encontrar un volcán entero de la noche a la mañana, es algo nuevo para todos.

Goyoae67 (flickr)

Una imagen de 1999 del volcán Arenal.

Fue a principios de este mes de marzo, cuando empleados de la Red Sismológica Nacional confirmaron el descubrimiento. Después de haber ascendido al que hasta entonces era el Cerro Porvenir, encontraron un enorme cráter que a su vez alberga una laguna de 7.000m².

Cualquiera comprendería que se descubriera algo de semejante tamaño en países como Colombia o Perú, con gigantescas extensiones inexploradas aún, pero en el caso de Costa Rica, que podríamos decir que es levemente más grande que Aragón, resulta difícil imaginar cómo se escondía un volcán de casi 2.300 metros del altura entre su capital y San Carlos, la ciudad más importante de la zona norte del país.

San José, junto con todo el gran área metropolitana, que incluye a 4 capitales de provincia y varias ciudades de tamaño mediano, se encuentra en el Valle Central. La cordillera Volcánica Central recorre todo el lado norte del valle y hasta hace un mes sólo le conocíamos 4 volcanes: Poás, Barva, Irazú y Turrialba. De estos, todos menos el Barva se encuentran activos. El volcán recién descubierto evidentemente no presenta ningún tipo de actividad y se encuentra a escasos 45 kilómetros en línea recta del centro de San José (por carretera es otra historia). ¿Cómo es posible entonces que no se hubiera registrado la existencia de este volcán hasta pleno siglo XXI? Hay varias razones que lo pueden explicar: el volcán se encuentra inactivo desde que se tienen registros históricos, tampoco existe ningún reporte científico o de los lugareños que advirtiera que allí había un volcán. A su vez, El Porvenir se encuentra en una zona de selva virgen bastante tupida e inaccesible dentro de un parque nacional y rodeado de peñascos muy empinados. Por último este sitio se encuentra casi permanentemente cubierto de nieblas muy densas, lo cual también hace que sea sumamente complicado verlo desde el aire.

¿Qué hizo que ahora se descubriera? En el año 2005 se efectuó la misión CARTA, un proyecto conjunto del Instituto Geográfico Nacional y la NASA, para fotografiar todo el país. Fue entonces cuando hace unos meses al estudiar varias fotografías infrarrojas de la zona se descubrió que en la cima del Cerro Porvenir se observaba un enorme hueco o cráter. A partir de esta evidencia se programó una expedición a la zona para esta época del año, cuando las condiciones son menos adversas para escalarlo. Los científicos que hicieron el descubrimiento compararon el cráter del nuevo volcán con el conocido cráter del volcán Irazú, uno de los principales destinos turísticos del país, sólo que en este caso está cubierto totalmente de una espesa vegetación.

Aunque verdaderamente resulta una novedad este asunto de que el Cerro El Porvenir se haya «convertido» en volcán, también demuestra la memoria colectiva de tan corto plazo que tiene el costarricense. Hace exactamente 40 años una típica mañana de domingo de 1968 el que hasta entonces se conocía como Cerro Arenal (un cerro con una forma amenazadoramente cónica) explotó violentamente y hasta el día de hoy no ha parado, lo que lo ha convertido en uno de los volcanes más activos del planeta y una de las zonas turísticas más importantes del país.

La buena noticia para el volcán Porvenir es que si se mantiene inactivo como durante los últimos siglos, podrá evitar correr la misma suerte que su vecino El Arenal, donde el turismo a sus alrededores se ha masificado de tal manera que pareciera que el español ha dejado de ser el idioma oficial de la zona y los ticos ahora nos sentimos extranjeros en sus faldas. Esperemos entonces que el sitio se mantenga lo suficientemente aislado, para que sólo aquellos que realmente deseen visitarlo para disfrutar de la naturaleza salvaje y olvidarse del bullicio diario lo puedan hacer sin tener que encontrarse en la cima una cafetería y su correspondiente tienda de regalos.