El tranvía más corto del mundo

MURCIA.-  Posiblemente sea el tranvía con el recorrido más corto del mundo. En poco más de diez minutos realiza todo su camino: dos kilómetros y cuatro paradas. No más. Y cada día transita la avenida Juan Carlos I decenas de veces. Este 'gusano' de metal rojo y azul llegó a Murcia el 29 de abril del año pasado. Gratuito, lento y muy esperado, este trenecito azulgrana —cabeza y cola rojas y cuerpo azul cielo— que ahora sirve de poco pero que va siempre lleno es la pieza inicial de un gran proyecto en desarrollo.

Marta Parreño

En poco más de diez minutos realiza todo su recorrido

El día de su inauguración, un atleta profesional retó al tranvía para ver quién llegaba antes hasta el final. Y ganó el atleta con mucha diferencia. Juan Carlos Higuero llegó a su destino en un tiempo de cinco minutos y 51 segundos, seis minutos antes que el trenecito eléctrico cargado con 150 personas. Por eso se puede decir que la velocidad no es su fuerte, pero es que quien se sube al tranvía no espera llegar rápido a ningún sitio, sino dar un paseo relajado y soleado por la avenida y dejar atrás a los transeúntes.

Si no haces el recorrido entero, no hace falta que te sientes, porque cuando estás más a gusto ya te tienes que levantar para bajarte. Algunos se suben y se quedan un rato, varios recorridos. Ida y vuelta, ida y vuelta. Otros lo cogen para recorrer una parada que fácilmente puede hacerse a pie. Sólo por subirse. Sólo para disfrutar del traqueteo suave de este peregrino metálico sin pagar un solo euro.

Sus cuatro paradas —un centro comercial, la biblioteca, una zona de negocios y la entrada al barrio del Espinardo— te llevan al fin del mundo. No necesitas más. Si quieres adentrarte en el centro de la ciudad, a las puertas de donde te deja el tranvía, te tocará caminar o ir en coche o autobús. Mucho menos romántico que el paseo a lo largo de los raíles.

El tranvía de Murcia, con una mascota que se llama Capitrán —el guardián de las vías—, ha llegado para urbanizar una ciudad donde el autobús sigue teniendo el monopolio del transporte público. Todavía es pequeño, dócil, entrañable, pero está previsto que sus cuatro paradas se multipliquen hasta convertirse en 27 y que en 2010 haya crecido tanto que los autobuses ya no podrán plantarle cara.