OBA, un centro cultural llamado Biblioteca

ÁMSTERDAM (HOLANDA).-  En mis tiempos de estudiante, en la 'era pre-internet', ir a la biblioteca era una actividad un tanto gris que no me atraía en absoluto. Ahora, sin nada que estudiar, he encontrado una en la que me podría pasar las horas muertas. Es la nueva Biblioteca Pública de Ámsterdam, Openbare Bibliotheek, OBA para los amigos, inaugurada el pasado mes de julio al lado de Central Station.

(J.O.)

Vista desde uno de los miradores de la biblioteca.

OBA abre todos los días de 10 de la mañana a 10 de la noche. Y no sólo la biblioteca, sino también la cafetería, el restaurante de la octava planta, el teatro, la terraza y la sala de exposiciones.

La entrada ya engancha, de hecho parece más el acceso a un museo de arte moderno que a una biblioteca. Los paneles blancos que iluminan las escaleras indican con letras negras que puedes encontrar en cada planta: material audiovisual, novelas, libros de viajes, de ciencias… De todos modos, lo mejor del edificio es la distribución y las facilidades que ofrece.

El subterráneo, dedicado a los niños, tiene pequeñas construcciones, a modo de torreones, para que los niños se entretengan jugando a la vez que buscan sus libros favoritos. En la planta baja, junto a la sección revistas y periódicos, hay una cafetería en la que tomar un tentempié mientras se lee. También se pueden llevar libros al restaurante de la octava planta, que además de ser bueno y barato tiene una terraza a la que se puede salir a tomar un café, el fresco o simplemente para disfrutar de una vista alucinante.

Por si eso fuera poco, cada planta tiene su rincón sorpresa. Mi favorito es el de la quinta. En la parte posterior hay un área donde han esparcido 15 sillones rotatorios de piel blanca a modo de espacio de relajación y desde la que se ven los hangares de Central Station que no tiene desperdicio. A mí personalmente estos sillones me recuerdan al del anuncio de L’Oreal en el que Heather Locklear se torneaba moviendo su melena al compás del "porque yo lo valgo".

Todo en esta biblioteca es diseño, modernidad, funcionalidad y, lo más importante, LUZ. Además de las típicas mesas de estudio, hay sillas y sillones, estratégicamente situados al lado de los ventanales, que invitan a la charla y el debate. Parece ser que el arquitecto, Jo Coenen, pensó que ayudaría a concentrarse el hecho de que de vez en cuando pudieras levantar los ojos y observar esta bella ciudad desde un punto alto. Desde aquí se pueden ver los edificios del Museo Marítimo y NEMO (museo tecnológico para niños), una vista panorámica de la vieja Ámsterdam y también de la parte nueva de la ciudad que se está construyendo a ambos lados de Central Station, la llamada Oosterdokseiland que es donde se encuentra esta biblioteca y Westerdokseiland, en el lado opuesto.

Exterior del OBA.

J.O.

Para el arquitecto uno de sus grandes desafíos era aumentar el tiempo que la gente pasa en la biblioteca. Habían calculado que los visitantes estaban un promedio de 20 minutos, casi lo que se tarda en buscar y coger un libro. Las autoridades querían que este edificio no fuese sólo un almacén de libros sino que se convirtiese en un centro de aprendizaje, fuente de información, lugar de expresión y entretenimiento.

Y lo han conseguido La gente no sólo pasa horas y horas tumbada en los sillones leyendo y estudiando sino que además disfruta de otros espacios y actividades como el Teatro de la Palabra, con aforo para 270 personas, en el que se dan conciertos, obras de teatro y proyecciones de documentales. Otras de las actividades, de las más curiosas, son "Café Filosófico", un encuentro a puertas abiertas para aquellos interesados en filosofía socrática que se celebra el tercer sábado de mes, o un "Podium de libre expresión" que permite a cualquier ciudadano contar su propia historia el último sábado de mes.

Como curiosidades, aparte de sus 28.000 m², el edificio recibe una media de 7.000 visitas diarias, tiene un sistema automatizado de préstamo de libros, CD’s, DVD’s y juegos, además de wireless, 600 ordenadores de uso gratuito… y si esto no fuese suficiente, OBA tiene una sucursal en Second Life. ¿Qué más se puede pedir?

Para mí, éste es uno de los edificios, junto con el nuevo Palacio de la Música y la terminal de pasajeros de barcos, que están dando a Ámsterdam una nueva y moderna visión arquitectónica lejos de la ya conocida ñoñería de las tradicionales casitas de ladrillo rojo de tres plantas.