Un rebaño de camellas descansa junto a los pastores a las afueras de Nuakchot, donde tratan de buscar pasto entre las dunas y las arenas del desierto del Sáhara. En un país donde la escasez es la norma, los mauritanos han sabido encontrar en la leche de las camellas una fuente inagotable de nutrición, estética y hasta un remedio contra la diabetes.
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