La gente de Long Island adora a este pato gigante. Es uno de los pocos ejemplos que quedan de los curiosos diseños arquitectónicos que hasta hace poco poblaban las carreteras norteamericanas. Un granjero lo construyó en 1931, y en su barriga vendía patos y huevos. Actualmente, la tienda sigue funcionando, aunque ahora vende recuerdos a los turistas que se acercan a la localidad de Flanders, en el Estado de Nueva York. Allí, cada año, el primer miércoles de diciembre se convierte en una fiesta. El Departamento de Parques del Condado de Suffolk ilumina esta figura y los escolares le cantan villancicos, mientras toman chocolate caliente y galletas.
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