Puede que los lóbulos de las orejas de Heidi Klum no aguanten toda la noche pero quienes le han prestado los recargados pendientes se estarán frotando las manos, algo que la modelo alemana no podrá hacer en algún tiempo. Después de soportar el peso de las seis pulseras y los tres anillos de su mano izquierda durante las cuatro horas que dura la gala, tendrá que someter su muñeca a rehabilitación. El lujo tiene un precio.
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