Este tejo ve pasar el tiempo pegado a la pequeña iglesia de Santa María, a las afueras de Bermiego-Quirós (Asturias), en lo que antes era el cementerio del pueblo. Como detalla Bosques sin Fronteras, la ONG que organiza estos premios junto al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, y la empresa Bosques Naturales, esta ubicación no es casual dado que a los tejos se les consideraba antes árboles sagrados que simbolizan la vida eterna. Uno diría que así es cuando piensa que este ejemplar tiene más de mil años.