Más que 90 minutos. Villa nos está malacostumbrando. Volvió a acudir al rescate en el último minuto de una España ciclotímica, capaz de lo mejor, como los primeros veinte minutos, como de lo peor, el final histérico de la primera parte. Más allá del subidón de adrenalina, hay que reflexionar y buscar soluciones a esta inconstancia que rivales de más entidad sabrán aprovechar mucho mejor que Suecia, que dio por bueno el empate prácticamente desde que marcó.