La cultura gay se caracteriza por su dinamismo y su constante búsqueda de formas de identidad propias. Una de las vertientes surgidas de dicha búsqueda, que destaca particularmente, es la cultura del cuero, la cual empezó a ser visible en Estados Unidos en la década de los 40. Apareció con un claro distintivo de formas y códigos, utilizados para enmarcar el concepto tradicional de masculinidad.